Pixel, el Gatito Milagro

Based on: Pixel nació un 21 de marzo de 2023, el día 01 de mayo iba con su mamá y de pronto cayó en mi patio, iba cojito de la patita delantera derecha. Su mamá no pudo llevárselo con los demás gatitos y lo dejó ahí en mi patio. Me dió pena y lo entre en casa para que no pasara la noche solito en el patio. Al día siguiente lo llevé al veterinario y dijo que tenía la pata rota y que había que operar. Además de eso tenía la carita muy sucia de legañas y moquitos, le hicieron una radiografía para ver la lesión y resultó que tenía un balin en la linea de crecimiento de la patita delantera derecha, otro balin en la patita derecha trasera y otro balin en la cabeza. Con eso empezamos las curas, la limpieza de la carita, de las heridas, pero con el paso de los días a Pixel le costaba más caminar y mantener el equilibrio, no controlaba la cabeza y perdió la coordinación de las extremidades. Lo llevé rápidamente al veterinario, vieron que Pixel no estaba bien, lo dejé ingresado todo el día en el veterinario pero Pere me llamó y me dijo que me lo tenía que traer a casa porque ahí no le podían hacer nada más .. vieron que tenía una yaga en la lengua y le diagnosticaron CALCIVIRUS y tenía que pasar los síntomas como pudiera. No tenía buena pinta, me dijo Pere. Me lo traje para casa y esa noche fue la peor de mi vida, no le quité ojo a Pixel, le daba de comer, le daba suero, lo limpiaba. No se podía casi mover, paso 3 noches así, la tercera noche vi un cambio radical, pues Pixel quería ponerse de pie y lo intentaba, se estaba recuperando. El temblor de su cabecita nunca se le fue del todo, si que mejoró con el tiempo hasta hoy que casi no se le nota. Ahora Pixel tiene 2 años y es muy feliz, corre, salta y juega y lo quiero un montón.

Pixel nació un 21 de marzo de 2023, un día muy especial. Pero su vida tuvo un giro inesperado. El 1 de mayo, cuando apenas era un bebé gatito, iba con su mamá y sus hermanitos. De repente, ¡plop! Pixel cayó en mi patio. Lo vi cojeando de su patita delantera derecha. Su mamá intentó ayudarlo, pero no pudo subirlo de nuevo al lugar donde estaban los demás gatitos. Con el corazón apesadumbrado, tuvo que dejarlo en mi patio.

Me dio mucha pena ver a Pixel tan solito y herido. No podía dejar que pasara la noche a la intemperie, ¡y menos con su patita mala! Así que lo llevé dentro de casa. Lo envolví en una manta suave y le di un poquito de leche tibia. Pixel ronroneó suavemente, como agradeciéndome.

Al día siguiente, lo primero que hice fue llevarlo al veterinario. El Doctor Pere, un hombre amable con una gran sonrisa, examinó a Pixel con mucho cuidado. "¡Oh, vaya! Parece que tiene la pata rota", dijo el doctor. "Necesitamos hacerle una radiografía para ver qué ha pasado exactamente". Además, el Doctor Pere notó que la carita de Pixel estaba muy sucia, llena de legañas y moquitos. ¡Pobrecito!

La radiografía reveló algo sorprendente: ¡Pixel tenía un balín en la línea de crecimiento de su patita delantera derecha! ¡Y no era el único! Había otro balín en su patita derecha trasera y uno más en su cabecita. ¡Qué barbaridad! El Doctor Pere me explicó que la pata rota necesitaba una operación, pero que primero debíamos cuidar su carita y sus heridas.

Así empezamos las curas. Limpiábamos su carita con cuidado, retirando las legañas y los moquitos. Le dábamos medicinas para aliviar el dolor. Pero, con el paso de los días, noté que a Pixel le costaba cada vez más caminar y mantener el equilibrio. Su cabecita temblaba y parecía no controlar sus patitas. Estaba perdiendo la coordinación. ¡Me asusté muchísimo!

Corrí de nuevo al veterinario. El Doctor Pere lo examinó con mucha atención y vio que Pixel no estaba bien. Lo dejé ingresado todo el día para que le hicieran más pruebas. Pero al final del día, Pere me llamó con una noticia triste: "Lo siento mucho, pero aquí no podemos hacer nada más por Pixel. Hemos visto que tiene una llaga en la lengua y le hemos diagnosticado Calcivirus. Tendrá que pasar los síntomas como pueda. No tiene buena pinta", me dijo el Doctor Pere con voz preocupada.

Me llevé a Pixel a casa con el corazón roto. Esa noche fue la peor de mi vida. No le quité ojo ni un segundo. Le daba de comer con una jeringa, le daba suero para que no se deshidratara, lo limpiaba con cuidado. Apenas podía moverse. Pasó tres noches así, luchando por su vida.

Pero entonces, ¡ocurrió un milagro! La tercera noche, vi un cambio radical. Pixel quería ponerse de pie y lo intentaba con todas sus fuerzas. ¡Se estaba recuperando! Aunque el temblor de su cabecita no se le quitó del todo, mejoró mucho con el tiempo. Ahora, casi no se le nota.

Ahora Pixel tiene dos años. Es un gato feliz, juguetón y lleno de energía. Corre, salta, juega con sus juguetes y le encanta que le rasquen la barriga. A pesar de todo lo que ha pasado, es un gatito valiente y cariñoso. ¡Lo quiero un montón! Pixel me enseñó que incluso los gatitos más pequeños y vulnerables pueden superar grandes obstáculos con amor y cuidado. Y aunque su vida comenzó con una caída, ahora vuela alto con sus saltos y juegos.

Pixel, el gatito milagro, es la prueba de que el amor puede curar cualquier herida.

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Publicado el 04/22/2025

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