Sueño de Baloncesto
En un pequeño pueblo llamado Villa Basquetbolera, vivía Gustavo, un joven apasionado por el baloncesto.
Desde muy chico, Gustavo amaba jugar en la canchita del barrio con sus amigos y siempre soñaba con llegar muy lejos en este deporte que tanto amaba. Gustavo se convirtió en el entrenador del equipo local, Los Tigres de Villa Basquetbolera.
Aunque disfrutaba enseñar a los chicos y ver cómo mejoraban cada día, su sueño más grande era poder jugar o ser entrenador en la NBA, la liga de baloncesto más famosa del mundo. Una noche, mientras miraba un partido de la NBA por televisión, Gustavo suspiró y dijo: "¡Algún día estaré allí jugando o dirigiendo a uno de esos equipos increíbles!".
Sus amigos lo escucharon y lo alentaron: "¡Tú puedes lograrlo si te esfuerzas y trabajas duro para alcanzar tus sueños!". Al día siguiente, Gustavo decidió comenzar a entrenar aún más fuerte.
Se levantaba temprano todas las mañanas para correr por el pueblo antes de ir a trabajar como profesor de educación física en la escuela. Por las tardes dirigía los entrenamientos del equipo local con mucha pasión y dedicación.
Un día, mientras estaba practicando tiros libres en la cancha del pueblo, llegó un hombre alto y fornido que observaba atentamente cada movimiento de Gustavo.
Al acercarse, el hombre se presentó como Tomás Scott, un cazatalentos de la NBA que estaba visitando diferentes lugares en busca de nuevos talentos. "¡Hola! Soy Tomás Scott y he visto tu dedicación y habilidades en la cancha. Creo que tienes mucho potencial para llegar lejos en el baloncesto", dijo Tomás emocionado.
"¡Wow! ¡Muchas gracias! Eso es increíble", respondió Gustavo sin poder creer lo que estaba escuchando. Tomás le explicó que quería invitarlo a una prueba con un equipo afiliado a la NBA y que si todo salía bien podría tener una oportunidad real de cumplir su sueño.
Gustavo no podía contener su emoción y aceptó inmediatamente. Se preparó con todo para esa prueba tan importante e hizo su mejor esfuerzo en cada entrenamiento previo.
Llegó el gran día y frente a los ojos atentos de los reclutadores mostró toda su destreza encestando triples imparables y asistiendo magistralmente a sus compañeros. Pasaron unos días llenos de nerviosismo hasta que finalmente recibió una llamada que cambiaría su vida para siempre.
Era Tomás Scott anunciándole emocionado: "¡Felicidades Gustavo! ¡Has sido seleccionado para formar parte del equipo afiliado a la NBA!". Gustavo saltaba de alegría sin poder creer lo que acababa de escuchar. Todo su esfuerzo, dedicación y amor por el baloncesto habían dado frutos.
Se despidió entre lágrimas de emoción de su querido pueblo prometiendo volver algún día como jugador o entrenador profesional para inspirar a otros jóvenes como él.
Y así fue como Gustavo cumplió su sueño dorado gracias al trabajo arduo, la perseverancia y nunca dejar de creer en sí mismo. Siempre recordaría aquellos momentos mágicos donde todo parecía imposible pero él demostró que con pasión y determinación ¡todo es posible!
FIN.