Sueño de oro
Había una vez una niña llamada Martina Emilia que tenía un gran sueño: convertirse en gimnasta artística. Desde pequeña, había admirado a las atletas que veía en la televisión y soñaba con saltar y hacer piruetas como ellas.
Un día, mientras veía una competencia de gimnasia en la televisión, su mamá se acercó y le preguntó:- ¿Te gustaría practicar gimnasia artística? Martina Emilia no podía creer lo que estaba escuchando.
¡Era justo lo que siempre había querido! - ¡Sí! -gritó emocionada-. ¡Quiero ser gimnasta! Así empezó su aventura en el mundo de la gimnasia artística.
Al principio, todo era divertido e interesante: aprendió a hacer volteretas hacia adelante y atrás, a caminar sobre las manos y a balancearse en las barras asimétricas. Pero pronto descubrió que la vida de una gimnasta no era fácil. Tenía que entrenar muchas horas al día para mejorar sus habilidades y mantenerse en forma.
A veces se sentía frustrada porque no lograba hacer un salto o una figura correctamente. - No puedo hacerlo -se lamentaba ante su entrenadora-. Soy muy torpe. Pero su entrenadora nunca perdía la paciencia con ella.
Le decía:- Claro que puedes hacerlo, solo necesitas seguir practicando hasta lograrlo. Martina Emilia seguía entrenando duro todos los días, pero aún así sentía miedo cuando tenía que presentarse frente al público durante las competencias. Temblaba de nerviosismo antes de cada aparición.
Una vez, durante una competencia importante, Martina Emilia falló en uno de sus saltos y cayó al suelo. Se sintió muy avergonzada y triste. - No soy buena gimnasta -se decía a sí misma-. Nunca voy a lograrlo.
Pero su entrenadora se acercó a ella y le dijo:- Todos cometemos errores, lo importante es levantarse y seguir adelante. Tú eres una gran gimnasta, solo necesitas confiar en ti misma. Martina Emilia siguió practicando con perseverancia y dedicación.
Aprendió a superar sus miedos y a confiar en sus habilidades. Y finalmente, después de mucho esfuerzo, logró ganar su primera medalla de oro en una competencia importante. - ¡Lo logré! -gritaba emocionada-. Soy una verdadera gimnasta artística.
Desde ese día en adelante, Martina Emilia se convirtió en la mejor gimnasta de su equipo. Ganó muchas más medallas de oro y siempre recordaba las palabras de su entrenadora: "Todos cometemos errores, lo importante es levantarse y seguir adelante".
Así termina la historia inspiradora de Martina Emilia, quien gracias a la perseverancia y el trabajo duro logró cumplir su sueño de convertirse en una exitosa gimnasta artística.
FIN.