Sueño de Tiago



Tiago era un niño muy curioso y soñador. Siempre se preguntaba cómo sería hablar con los animales, saber lo que piensan y sienten. Una noche, mientras dormía, tuvo un sueño muy especial.

En su sueño, Tiago se encontró en medio de una selva llena de vida y color. De repente, comenzó a escuchar voces extrañas que venían de todas partes.

Al principio no sabía qué era lo que estaba pasando, pero luego se dio cuenta de que eran los animales hablando entre ellos. - ¡Mira! ¡Es un niño! -dijo un mono desde las alturas. - ¿Un niño? ¿Qué hace aquí? -preguntó una cebra sorprendida.

- No sé, pero parece simpático -respondió una rana desde el arroyo cercano. Tiago no podía creer lo que estaba sucediendo. Hablaba con los animales como si fueran personas normales. Estaba tan emocionado que empezó a correr por la selva para conocerlos uno por uno.

Primero se topó con un elefante majestuoso y le preguntó cómo hacía para tener esa gran trompa. - Es muy útil para beber agua y agarrar cosas del suelo -le explicó el elefante amablemente.

Luego vio a un tucán posado en una rama y le preguntó por qué tenía ese pico tan grande. - Lo uso para buscar comida en lugares difíciles de alcanzar -le respondió el tucán con voz aguda.

Así fue recorriendo la selva hablando con todo tipo de criaturas: monos traviesos, serpientes astutas, leones valientes y hasta un pequeño colibrí que le enseñó a volar. Pero de repente, la selva se oscureció y empezó a llover con fuerza. Los animales empezaron a correr asustados en busca de refugio.

Tiago intentaba seguirlos pero no podía ver bien por la lluvia. - ¡Ayuda! -gritó una tortuga atrapada en una poza de agua. Tiago fue corriendo hacia ella para ayudarla a salir del agua.

Pero al hacerlo, se resbaló y cayó al fondo de la poza junto con la tortuga. - ¡No puedo respirar! -gritó Tiago desesperado mientras trataba de salir del agua. Entonces escuchó una voz tranquilizadora detrás suyo:- No te preocupes, yo te ayudo.

Era el delfín que había llegado nadando hasta allí para salvarlo. Con su hocico lo empujó hacia arriba hasta sacarlo del agua. Tiago estaba tan agradecido que no dejaba de darle las gracias al delfín.

Cuando despertó, se dio cuenta de que todo había sido solo un sueño maravilloso. Pero algo cambió dentro suyo después de esa experiencia. Ahora sabía que todos los seres vivos merecían ser tratados con respeto y cuidado porque eran importantes para el equilibrio del mundo natural.

Desde entonces, cada vez que veía un animal en la calle o en algún lugar público, buscaba acercarse y hablarles como si fueran amigos cercanos.

Y aunque nunca volvió a tener otro sueño así, siempre recordaría aquella noche en la selva donde descubrió un mundo nuevo lleno de sorpresas y aventuras.

FIN.

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