Sueño en la Cancha de Mar del Plata
Zaira era una niña muy especial. Desde pequeña, su pasión por el fútbol la había llevado a soñar con poder viajar a Mar del Plata, la ciudad donde se celebraban importantes torneos y eventos deportivos.
Todos los días, después de la escuela, Zaira se ponía sus zapatillas deportivas y practicaba en el parque cercano a su casa. Driblaba entre los árboles, hacía malabares con el balón y practicaba tiros al arco una y otra vez.
Su esfuerzo no pasó desapercibido para su familia. Su abuelo, un exjugador de fútbol amateur, siempre la animaba y le enseñaba nuevos trucos para mejorar su técnica.
"-¡Vamos Zaira! ¡Tienes un talento increíble! Solo sigue practicando y verás cómo lograrás tu sueño de ir a Mar del Plata", le decía con orgullo cada vez que la veía jugar. Un día, mientras Zaira estaba en plena práctica en el parque, un hombre mayor se acercó a ella.
Era Don Ramón, el entrenador del equipo juvenil de fútbol de Mar del Plata. "-Hola Zaira, he estado siguiendo tus movimientos y debo decir que tienes un gran potencial.
Me gustaría invitarte a formar parte de nuestro equipo", le dijo con una sonrisa. Zaira no podía creerlo. Estaba emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Finalmente tendría la oportunidad de viajar a Mar del Plata y jugar al fútbol en uno de los equipos más reconocidos del país.
Corrió a casa para contarle la noticia a su familia, quienes estallaron en aplausos y abrazos. Los días previos al viaje fueron frenéticos.
Zaira entrenaba aún más duro junto con Don Ramón para estar lista para enfrentarse a nuevos desafíos en el equipo de Mar del Plata. Finalmente llegó el día del tan ansiado viaje. Al llegar a Mar del Plata, Zaira quedó maravillada por la belleza de la ciudad costera.
El primer partido fue todo un reto, pero Zaira demostró su valía en el campo con jugadas espectaculares que dejaron boquiabiertos tanto a sus compañeros como a los espectadores. Con cada partido que pasaba, Zaira crecía como futbolista y como persona.
Aprendió sobre trabajo en equipo, perseverancia y humildad. Se hizo amiga de sus compañeros e incluso mantuvo contacto con ellos después de regresar a casa.
Al finalizar la temporada en Mar del Plata, Don Ramón se acercó nuevamente a Zaira con una propuesta inesperada: quería que formara parte permanente del equipo juvenil como jugadora titular. Zaira no podía contener la emoción y aceptó sin dudarlo. Había logrado cumplir su sueño gracias al esfuerzo constante y al apoyo incondicional de su familia y amigos.
Desde ese momento, Zaira siguió cosechando éxitos en el mundo del fútbol; pero lo más importante para ella seguían siendo las lecciones aprendidas en ese camino: nunca rendirse ante los obstáculos y siempre luchar por lo que uno ama.
FIN.