Sueños Cumplidos en la Playa
Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un orfanato junto a otras niñas y monjas cariñosas. A pesar de recibir mucho amor y cuidado, soñaba con tener una familia que la adoptara y la llevase a vivir a un lugar especial.
Un día, una pareja encantadora, el Sr. Ricardo y la Sra. Ana, visitaron el orfanato. Al ver a Sofía, se dieron cuenta de que ella era la hija que siempre habían deseado. Decidieron adoptarla y llevarla a vivir a un pequeño pueblo en la costa.
Al llegar a su nuevo hogar, Sofía descubrió que viviría en la playa. Desde su ventana, podía ver el mar y escuchar las olas rompiendo en la orilla. Estaba emocionada por comenzar esta nueva etapa de su vida. Sin embargo, la curiosidad de Sofía la llevó a soñar despierta con diferentes familias que podría haber tenido.
Un día, mientras paseaba por el pueblo, vio a una familia que regentaba un restaurante. Eran chefs apasionados que preparaban exquisitos platillos. Sofía se imaginó siendo parte de esa familia, aprendiendo a cocinar y deleitando a las personas con sus creaciones culinarias. Luego, pasó por una juguetería donde una familia amable vendía coloridos juguetes. Se vio a sí misma jugando y riendo con sus padres adoptivos en ese ambiente mágico. Más allá, divisó a una familia de pescadores que trabajaba en sus botes. Soñó con ser parte de ellos, ayudando en las redes y aprendiendo los secretos del mar.
A medida que pasaban los días, Sofía compartió sus sueños con sus nuevos padres. -Papá, mamá, ¿se imaginan si fuéramos chefs, vendiéramos juguetes o fuéramos pescadores? Sería maravilloso. -dijo entusiasmada. Sus padres sonrieron y le dijeron: -Sofía, tus sueños son importantes para nosotros. Vamos a hacer algo especial juntos.
Una mañana, la familia se levantó temprano y se dirigió al mercado. Compraron todo lo necesario para cocinar un festín delicioso. Juntos, prepararon una gran comida y la llevaron a la playa, donde invitaron a otras familias y niños de la comunidad. Mientras degustaban los manjares, la familia de la juguetería se acercó con una caja llena de juguetes para regalar a los niños. Poco después, la familia de pescadores llegó con pescados frescos y los prepararon a la parrilla para compartir con todos.
Sofía se dio cuenta de que, de alguna manera, sus sueños se estaban haciendo realidad. Se sintió dichosa al ver que su familia adoptiva se unía a las otras familias y compartían momentos especiales. Al final del día, cuando se encontraba observando el atardecer en la playa, su mamá le preguntó: -¿Logramos hacer realidad tus sueños, Sofía? -Sí, mamá. Gracias por hacer de cada uno de mis sueños una realidad. -respondió Sofía emocionada.
Desde ese día, Sofía entendió que una familia no tiene que encajar en un solo molde, sino que puede ser tan diversa y especial como uno desee. Descubrió que el amor, la unión y la voluntad de hacer feliz a los demás eran los ingredientes que convertían los sueños en realidad.
FIN.