Sueños de Mateo



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Mateo que soñaba con ser astronauta. Desde muy chico, se pasaba las tardes mirando las estrellas y leyendo libros sobre el espacio.

Su habitación estaba llena de posters de cohetes y planetas, y siempre hablaba emocionado sobre viajar a la Luna. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Mateo vio a lo lejos a un anciano sentado en un banco.

Se acercó curioso y le preguntó:- ¿Qué estás mirando con esos anteojos tan grandes? El anciano sonrió y respondió:- Estoy observando los pájaros volar. Me encanta ver cómo pueden surcar el cielo con tanta libertad.

Mateo se sentó junto al anciano y comenzaron a charlar. El anciano le contó historias de su juventud, cuando soñaba con ser piloto de aviones. Le explicó que aunque nunca pudo cumplir ese sueño, encontró la manera de estar cerca del cielo y sentirse libre.

- A veces la vida nos lleva por caminos inesperados, pero eso no significa que tengamos que renunciar a nuestros sueños -dijo el anciano-. Solo hay que encontrar nuevas formas de alcanzarlos.

Mateo reflexionó sobre las palabras del anciano mientras observaban juntos el atardecer. De regreso a casa, decidió investigar más sobre cómo convertirse en astronauta y descubrió que había muchas maneras diferentes de trabajar en el espacio sin necesariamente ser un astronauta.

Decidió estudiar duro en la escuela para poder especializarse en ingeniería aeroespacial. Pasaron los años y Mateo se convirtió en un brillante ingeniero que trabajaba en proyectos relacionados con la exploración espacial.

Un día, recibió una invitación para visitar la base espacial argentina y allí tuvo la oportunidad de conocer a varios astronautas. Les contó su historia y les dijo lo mucho que admiraba su trabajo.

Impresionados por su dedicación y pasión por el espacio, los astronautas invitaron a Mateo a participar como ingeniero en una misión espacial hacia Marte. ¡Su sueño estaba a punto de hacerse realidad! Con esfuerzo y determinación, Mateo logró llegar al espacio junto a los astronautas.

Flotando frente al planeta rojo, recordó las palabras del anciano en aquel banco del parque: "Solo hay que encontrar nuevas formas de alcanzar nuestros sueños".

Y así fue como Mateo entendió que no importa cuántos obstáculos se presenten en nuestro camino; si tenemos el coraje suficiente para perseguir aquello que amamos con todo nuestro corazón, siempre podremos llegar hasta las estrellas más lejanas.

FIN.

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