Sueños de Medicina



María era una niña curiosa y alegre que vivía en Madrid junto a sus padres. Su padre trabajaba como mayordomo en una elegante mansión, mientras que su madre se ocupaba de las tareas del hogar con mucho cariño.

María soñaba con ser doctora algún día para poder ayudar a las personas enfermas. Un día, mientras caminaba por la bulliciosa calle de Gran Vía, María tropezó y cayó al suelo, lastimándose la rodilla.

Afortunadamente, un joven apuesto llamado Rubén pasaba por allí y la ayudó a levantarse. "¡Ay! ¡Gracias por ayudarme! Soy María", dijo la niña con una sonrisa. Rubén se presentó amablemente y le ofreció llevarla al hospital para que revisaran su herida.

María aceptó agradecida y juntos tomaron un taxi hacia el centro médico más cercano. En el hospital, el doctor examinó la rodilla de María y le colocó un vendaje suave.

La niña estaba asustada pero Rubén permaneció a su lado todo el tiempo, reconfortándola con palabras amables. "No te preocupes, María. Todo estará bien. Te prometo que estaré aquí contigo hasta que te sientas mejor", dijo Rubén con ternura.

María se sintió tranquila gracias al apoyo de Rubén y pronto empezaron a charlar animadamente sobre sus sueños e intereses. Descubrieron que ambos compartían la pasión por ayudar a los demás y soñaban con hacer del mundo un lugar mejor.

Después de unas horas en el hospital, María recibió el alta médica y pudo regresar a casa junto a sus padres. Estaba muy contenta de haber conocido a Rubén, quien se había convertido en su amigo inseparable desde aquel encuentro fortuito en la calle.

Los días pasaron y María siguió encontrándose con Rubén para explorar juntos los rincones mágicos de Madrid. Visitaban museos, parques e incluso hospitales donde observaban cómo los doctores cuidaban de los pacientes con amor y dedicación.

Un día, mientras paseaban por el Parque del Retiro, María le confesó a Rubén su deseo de convertirse en doctora para poder sanar las heridas de las personas necesitadas.

"¡Eso es maravilloso, María! Estoy seguro de que serás una excelente doctora porque tienes un corazón lleno de bondad", expresó Rubén orgulloso. Animada por las palabras de su amigo, María decidió estudiar duro para cumplir su sueño. Con esfuerzo y perseverancia logró ingresar a la universidad donde comenzó sus estudios en medicina con entusiasmo y determinación.

A lo largo de los años, María se convirtió en una brillante doctora reconocida por su empatía hacia los pacientes más vulnerables. Siempre recordaba aquel día en que conoció a Rubén, quien había sido su ángel guardián cuando más lo necesitaba.

Y así fue como la historia de amistad entre María y Rubén inspiró a muchos niños a seguir sus sueños sin importar las adversidades, demostrando que juntos podían alcanzar grandes metas si creían en sí mismos y se apoyaban mutuamente.

FIN.

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