Sueños de Papel


Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un niño llamado Lucas que tenía una fascinación especial por los aviones de papel. Pasaba horas y horas doblando meticulosamente hojas de papel hasta conseguir el avión perfecto. Sin embargo, Lucas siempre se preguntaba si sus sueños de papel podrían volar tan alto como los aviones de verdad.

Un día, Lucas decidió que quería hacer volar su avión de papel más allá de lo que jamás había volado ninguno. Con determinación, se dirigió a lo alto de la colina más alta del pueblo, con su avión de papel firme en su mano. Levantó el brazo, lanzó el avión con toda su fuerza y lo vio elevarse en el aire con gracia, pero luego cayó estrepitosamente al suelo.

Desanimado, Lucas se sentó en el suelo y comenzó a preguntarse si algún día sus sueños de papel podrían convertirse en realidad. En ese momento, apareció ante él un hada mágica que le dijo:

- Lucas, tus sueños de papel pueden volar tan alto como quieras, siempre y cuando tú creas en ellos y nunca te rindas.

Con estas palabras, el hada desapareció en un destello de luz. Impulsado por las palabras del hada, Lucas se levantó decidido a hacer volar su avión de papel más allá de lo que jamás había volado.

Pasaron los días y Lucas practicaba sin descanso. Doblando, lanzando y ajustando su avión de papel una y otra vez. Hasta que un día, finalmente, Lucas subió de nuevo a la colina. Con un último suspiro de determinación, lanzó su avión de papel hacia el cielo. Para su sorpresa, esta vez el avión no cayó. Se elevó y se elevó, surcando el cielo con gracia y belleza.

Lucas se dio cuenta de que sus sueños de papel podían volar alto, siempre y cuando él creyera en ellos y nunca se rindiera. Desde ese día, Lucas supo que ningún sueño era demasiado grande y que con determinación y perseverancia, podía hacer volar sus sueños más allá de lo que jamás había imaginado.

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