Sueños en el espacio
En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y flores de todos los colores vivía Martina, una niña alegre y soñadora.
Desde muy pequeña, Martina pasaba sus días imaginando mundos mágicos, inventando historias fantásticas y dibujando en su cuaderno todo lo que su mente creativa le dictaba. Martina creció rodeada del amor de su familia y la amistad de sus vecinos.
Sin embargo, a medida que fue creciendo, las responsabilidades y preocupaciones del día a día fueron haciendo que poco a poco olvidara sus sueños infantiles. La rutina la absorbía por completo y Martina dejó de lado aquello que la hacía realmente feliz: crear, imaginar, soñar.
Un día, mientras ordenaba su habitación, Martina encontró un viejo cuaderno lleno de dibujos coloridos y relatos increíbles que ella misma había creado en su infancia. Al hojear aquellas páginas llenas de magia y fantasía, algo se encendió en el corazón de Martina.
Recordó lo mucho que disfrutaba dejando volar su imaginación sin límites y decidió que era hora de volver a conectarse con aquellos sueños olvidados. Decidida a recordar cada uno de sus sueños infantiles y hacerlos realidad, Martina se puso manos a la obra.
El primer sueño que recordó era convertirse en astronauta para explorar el espacio exterior. Sin dudarlo ni un segundo, se acercó al club de ciencias del pueblo e inició su entrenamiento para lograr ser astronauta.
"¡Hola! Mi nombre es Martina y quiero ser astronauta", dijo con entusiasmo al entrar al club. Los científicos del club quedaron sorprendidos por la determinación de la joven y decidieron ayudarla en su misión.
Día tras día, Martina estudiaba con empeño sobre el universo, las estrellas y los planetas. Realizaba simulacros de misiones espaciales e incluso construyó un cohete con materiales reciclados junto a sus nuevos amigos científicos.
Finalmente, llegó el gran día en el que Martina subiría a bordo del cohete construido por ella misma para cumplir su sueño de explorar el espacio exterior. Con el traje espacial puesto y una sonrisa radiante en el rostro, se despidió emocionada pero segura de sí misma antes del despegue.
"¡Estoy lista para alcanzar las estrellas!", exclamó Martina antes de emprender su viaje hacia lo desconocido. El cohete se elevó lentamente hacia lo más alto del cielo hasta adentrarse en la inmensidad del universo.
A través de la ventana de la nave espacial, Martina contemplaba maravillada la belleza infinita del cosmos mientras flotaba en gravedad cero.
Después de cumplir su primer sueño como astronauta gracias a su determinación y valentía, Martine recordó otro anhelo olvidado: convertirse en escritora e ilustradora para compartir todas las historias mágicas que habitaban dentro de ella desde niña.
Y así continuaron los días felices e inspiradores para nuestra protagonista, quien aprendió una valiosa lección: nunca es tarde para recordar nuestros sueños más preciados, perseguirlos con pasión ¡y hacerlos realidad!
FIN.