Sueños en equilibrio


Martina y Francesca eran dos amigas inseparables. Siempre estaban juntas, compartiendo risas y aventuras. Un día, decidieron hacer una pijamada en casa de Martina.

Estaban emocionadas por pasar toda la noche juntas, sin tener que preocuparse por la hora de dormir. Cuando llegó la noche, ambas se vistieron con sus pijamas más cómodas y se instalaron en el salón de Martina.

Tenían todo preparado: películas divertidas, juegos de mesa y ¡muchos snacks deliciosos! Entre ellos había un paquete enorme de oreos y un tarro lleno de dulce de leche. Martina abrió el paquete y sacó las oreos mientras Francesca destapaba el dulce de leche.

Juntas comenzaron a untar cada galleta con una generosa cantidad del dulce pegajoso. "¡Mmmm! Esto va a estar riquísimo", exclamó Francesca mientras colocaba una oreo rellena sobre su lengua. "Sí, definitivamente será una combinación perfecta", respondió Martina riendo. Ambas amigas disfrutaron cada bocado sin parar.

El sabor del chocolate crujiente mezclado con el dulce sabor del caramelo era simplemente irresistible. Rieron tanto que incluso tuvieron que taparse la boca para no despertar a los vecinos con sus carcajadas.

Pasaron horas hablando sobre sus sueños y deseos para el futuro mientras seguían degustando las oreos con dulce de leche. Martina soñaba con ser veterinaria y cuidar a todos los animales del mundo, mientras que Francesca quería convertirse en bailarina profesional y recorrer el mundo con su arte.

"¿Te imaginas? ¡Podríamos viajar juntas y hacer espectáculos para todos!", dijo Francesca emocionada. "¡Sería increíble! Podríamos llevar alegría a todas las personas que nos vean bailar y disfrutar de nuestro talento", respondió Martina con una sonrisa radiante.

La noche avanzaba y, sin darse cuenta, habían terminado todo el paquete de oreos y el tarro entero de dulce de leche. Estaban satisfechas pero también un poco preocupadas por haber comido tanto dulce en tan poco tiempo.

Decidieron que era hora de irse a dormir antes de sentirse mal. Cuando despertaron al día siguiente, se miraron la una a la otra con una mezcla de diversión y arrepentimiento por haberse dejado llevar por la tentación del dulce.

Pero rápidamente recordaron sus sueños compartidos durante la noche anterior y eso les dio fuerzas para seguir adelante. Decidieron convertir aquel momento en un aprendizaje valioso: debían cuidar su salud física para poder perseguir sus sueños.

A partir de ese día, prometieron mantener una alimentación balanceada, hacer ejercicio regularmente y recordarse mutuamente que debían comer los dulces con moderación. Con el tiempo, Martina se convirtió en una veterinaria reconocida y Francesca logró cumplir su sueño como bailarina profesional.

Viajaron juntas por diferentes lugares del mundo llevando alegría a través de su arte.

Martina siempre llevaba consigo un paquete pequeño de oreos para compartir con Francesca como símbolo de su amistad y de cómo juntas habían aprendido a equilibrar sus gustos por los dulces con una vida saludable. Así, Martina y Francesca demostraron que la amistad verdadera puede superar cualquier obstáculo y que, con determinación y cuidado de uno mismo, se pueden alcanzar los sueños más grandes.

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