Sueños en la selva



Rodrigo era un chico muy especial. Desde pequeño, siempre había tenido sueños muy extraños y coloridos. En ellos, podía volar como un pájaro, hablar con los animales y visitar mundos fantásticos llenos de magia y aventuras.

Pero un día, algo extraño sucedió. Uno de sus sueños se convirtió en realidad. Rodrigo despertó una mañana en medio de una selva densa y exuberante. No sabía cómo había llegado allí ni qué hacer para volver a casa.

Mientras caminaba perdido entre los árboles, se topó con un grupo de monos juguetones que lo recibieron con alegría. "¡Hola! ¿Quién eres tú?" preguntó el más curioso de todos. "Soy Rodrigo", respondió el chico sorprendido.

"¡Qué nombre tan bonito! Ven con nosotros, te mostraremos nuestra casa", dijo el mono líder mientras saltaba entre las ramas. Rodrigo siguió al grupo hasta llegar a una hermosa cascada rodeada de flores tropicales y frutas deliciosas.

Allí vivían los monos junto a otros animales como tucanes, loros y mariposas multicolores. Durante su estancia en la selva, Rodrigo aprendió muchas cosas nuevas sobre la naturaleza y los animales que nunca antes había visto en persona.

También descubrió habilidades especiales que no sabía que tenía, como trepar árboles altísimos o imitar sonidos de la jungla con su voz.

Pero después de varios días explorando la selva junto a sus nuevos amigos animals y emplumados, Rodrigo comenzó a extrañar su hogar y su familia. Quería volver a casa pero no sabía cómo. Fue entonces cuando recordó uno de sus sueños más vívidos: volar como un pájaro. Decidió intentarlo y, para su sorpresa, sus brazos se transformaron en alas enormes y poderosas.

Rodrigo alzó vuelo sobre la selva, sintiendo el viento fresco en su rostro y la libertad en su corazón. Finalmente, después de un largo viaje por el cielo, Rodrigo llegó a su casa sano y salvo.

Su familia lo recibió con alegría y emoción al verlo regresar después de varios días desaparecido. Desde ese día, Rodrigo supo que los sueños podían ser más que simples fantasías nocturnas. Podían ser una fuente de inspiración, aventura y descubrimiento personal.

Y él estaba decidido a seguir explorando nuevos mundos tanto dentro como fuera de su mente. "¡Hola! ¿Quién eres tú?" preguntó el mono líder mientras saltaba entre las ramas. "Soy Rodrigo", respondió el chico sorprendido.

"¡Qué nombre tan bonito! Ven con nosotros, te mostraremos nuestra casa", dijo el mono líder mientras saltaba entre las ramas.

FIN.

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