Sueños entre los Andes


En un pequeño pueblo en las alturas de Argentina, Sofía vivía con su abuelita, una mujer sabia y amorosa que siempre tenía historias interesantes que contar.

Una tarde soleada, mientras estaban sentadas en el patio trasero rodeado de montañas nevadas, la abuelita empezó a hablarle sobre las tradiciones del Cusco, un lugar mágico lleno de colores y costumbres ancestrales.

"Sofía, ¿sabías que en el Cusco celebran la Semana Santa en abril o a veces en marzo? Es una festividad muy importante donde se reúnen familias y amigos para recordar la pasión y muerte de Jesús", dijo la abuelita con voz serena.

Sofía escuchaba atentamente cada palabra de su abuela, fascinada por todo lo que le contaba sobre esta celebración tan especial. La abuela continuó explicándole:"Durante la Semana Santa, muchas personas venden mariscos frescos en los mercados.

¡Imagínate qué delicia debe ser probar esos manjares directamente del mar!"Sofía se relamía los labios solo de pensar en los sabores exóticos que podrían disfrutar durante esa época del año. Pero lo que más llamó su atención fue cuando su abuela mencionó algo inesperado:"Y sabes, Sofía, también se dice que venden huevos de sapo para hacer sopa.

Aunque puede sonar extraño, es una tradición antigua y dicen que tiene propiedades curativas". Los ojos de Sofía se abrieron como platos al escuchar esto.

Nunca había imaginado comer algo así, pero estaba dispuesta a probarlo si alguna vez visitaba el Cusco. Luego de hablar sobre la Semana Santa y sus peculiaridades culinarias, la abuelita cambió de tema y le contó a Sofía sobre otra festividad increíble: el Inti Raymi.

"¿Sabías que en el Cusco celebran una fiesta dedicada al dios Sol llamada Inti Raymi? Es una ceremonia llena de danzas coloridas y música vibrante para dar gracias por las buenas cosechas", explicó la abuelita con entusiasmo.

Sofía quedó maravillada con esta historia y comenzó a imaginar cómo sería estar allí presenciando todas esas tradiciones tan diferentes a las suyas. Desde ese día, Sofía soñaba con viajar al Cusco para experimentar por sí misma todas esas costumbres únicas y emocionantes.

Y aunque aún era muy joven para emprender ese viaje sola, sabía que algún día lo haría junto a su querida abuelita, quien siempre le enseñaba cosas nuevas e interesantes sobre el mundo que las rodeaba.

Juntas seguirían descubriendo más tradiciones fascinantes mientras crecían unidas por el amor y la curiosidad por lo desconocido.

Dirección del Cuentito copiada!