Sueños entre páginas


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Letras, un niño llamado Mateo que soñaba con poder leer.

Desde muy chico, veía a las personas mayores disfrutar de los libros y quería ser como ellos, pero lamentablemente en su casa no tenían muchos recursos y no podían comprarle libros. Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Mateo vio a la bibliotecaria Doña Laura leyendo bajo un árbol.

Se acercó tímidamente y le preguntó:- ¿Qué es eso que estás leyendo? Doña Laura sonrió y le respondió:- Es un libro maravilloso sobre aventuras en el espacio.

¿Te gustaría escuchar la historia? Mateo asintió emocionado, y se sentó junto a ella para escuchar atentamente cada palabra que salía de aquel libro mágico. Desde ese día, Mateo visitaba la biblioteca todos los días para escuchar nuevas historias de la mano de Doña Laura.

Pero un día, cuando llegó a la biblioteca, se encontró con que estaba cerrada y con un cartel que decía "Cerrado por reparaciones". Mateo sintió tristeza al pensar que ya no podría escuchar más historias maravillosas.

Decidido a encontrar una solución, Mateo recordó que cerca del pueblo vivía Don Pablo, un anciano escritor retirado. Sin dudarlo, se dirigió hacia su casa y tocó la puerta. - Buenas tardes Don Pablo -saludó tímidamente Mateo-. Soy Mateo y me encantan las historias.

La biblioteca está cerrada y ya no podré escuchar más cuentos. ¿Podría usted contarme alguna historia? Don Pablo quedó sorprendido por la determinación del niño y accedió encantado. Durante horas compartieron relatos increíbles sobre caballeros valientes, princesas encantadas y animales parlantes.

Al despedirse aquella tarde, Don Pablo le regaló a Mateo uno de sus libros favoritos para que pudiera seguir disfrutando de las historias en casa. Agradecido, Mateo corrió hacia su hogar para comenzar a leer ansiosamente.

Con el tiempo, Villa Letras volvió a abrir sus puertas al mundo de los cuentos gracias al esfuerzo conjunto de los habitantes del pueblo. La biblioteca se renovó con nuevos libros e incluso se crearon talleres de lectura para niños como Mateo.

Y así fue como el niño que deseaba leer encontró en los libros un mundo lleno de magia e imaginación que lo acompañaría toda su vida.

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