Sueños Estelares
Había una vez en la ciudad entreaguas, un niño llamado Nicanor. Tenía tan solo un año de edad, pero ya era conocido como el niño astronauta por su gran imaginación y sus ojos que siempre sonreían con su risa.
Nicanor vivía rodeado de amor y alegría junto a sus dos hermanas mayores. Les encantaba pasar tiempo juntos, abrazados y jugando sin parar.
Pero lo que más disfrutaban era jugar con las perras de la familia, Luna y Estrella. Un día, mientras Nicanor estaba jugando en el patio trasero con sus hermanas y las perras, vio algo brillante en el cielo. Era una estrella fugaz que pasó volando justo frente a él.
Nicanor no podía creerlo, ¡era una señal! Decidió que quería ser astronauta cuando fuera grande para explorar el espacio. Desde ese momento, Nicanor se dedicó a aprender todo sobre los planetas, las estrellas y los viajes espaciales.
Le pedía a sus papás libros sobre el tema y veía documentales sobre astronautas en la televisión. Soñaba con volar entre las estrellas algún día. Pero Nicanor también tenía otras pasiones: comer bananas y tocar instrumentos musicales como la batería y el piano.
Aunque todavía era muy pequeño para tocarlos correctamente, eso no le importaba. Se divertía mucho golpeando los tambores de su batería improvisada con cucharas de madera e intentando sacar melodías en el piano de juguete.
Un día, mientras practicaba su música en casa, llegó un mensaje inesperado desde la NASA. Habían escuchado sobre el sueño de Nicanor de convertirse en astronauta y querían conocerlo. Estaban impresionados por su entusiasmo y su amor por la exploración espacial.
Nicanor no podía creerlo, ¡iba a conocer a los astronautas de verdad! Sus papás lo llevaron a una base espacial cercana, donde se encontró con hombres y mujeres que habían viajado al espacio.
Le contaron historias increíbles sobre sus aventuras y le enseñaron cómo entrenaban para ser astronautas. Fue un día mágico para Nicanor, quien quedó aún más convencido de que su sueño se haría realidad algún día.
Decidió estudiar mucho y prepararse para cuando llegara el momento de volar al espacio. Los años pasaron y Nicanor siguió esforzándose en sus estudios. Se convirtió en un joven inteligente y dedicado, siempre persiguiendo su sueño con pasión.
Finalmente, llegó el día en que fue seleccionado por la NASA para formar parte de una misión espacial. El corazón de Nicanor latía rápidamente mientras subía a la nave espacial junto a otros astronautas.
Miraba por la ventana mientras despegaban hacia las estrellas, recordando aquel momento en el patio trasero cuando vio aquella estrella fugaz. Durante su misión espacial, Nicanor pudo ver la Tierra desde el espacio, flotar sin gravedad e investigar nuevos planetas. Fue una experiencia única que jamás olvidaría.
Al regresar a casa como un héroe nacional, Nicanor inspiró a muchos niños a seguir sus sueños sin importar cuán grandes o imposibles parecieran. Demostró que con esfuerzo y dedicación, cualquier sueño puede hacerse realidad.
Desde aquel día, Nicanor se convirtió en un ejemplo de perseverancia y valentía para todos los niños del mundo. Y aunque su pasión por la música nunca desapareció, siempre recordaba con cariño aquel patio trasero donde comenzó a soñar entre juegos y risas.
Y así termina la historia del niño astronauta llamado Nicanor, quien nos enseñó que no hay límites cuando se trata de perseguir nuestros sueños.
FIN.