Sueños hechos realidad


Juli y Sara caminaban juntas por el camino de regreso a casa, disfrutando del cálido sol de la tarde.

Juli pensaba en lo que había dicho Sara sobre el futuro y se preguntaba si realmente valía la pena sacrificar su tiempo libre para estudiar tanto. Al llegar a casa, Juli encontró a su mamá preparando la cena. Se sentaron a la mesa y comenzaron a hablar sobre sus días. Juli decidió compartir sus dudas con su mamá.

"- Mamá, hoy Sara me dijo que vale la pena estudiar mucho para tener un buen futuro. ¿Tú qué opinas?"La mamá de Juli sonrió y le respondió: "- Querida, cada persona tiene metas diferentes en la vida.

Algunos sueñan con ser médicos o abogados, mientras que otros prefieren dedicarse al arte o los deportes. Lo importante es encontrar algo que te apasione y trabajar duro para lograrlo".

Juli reflexionó sobre las palabras de su mamá mientras terminaban de cenar. Decidió investigar más sobre diferentes carreras y profesiones para descubrir lo que realmente le interesaba. Los días pasaron y Juli exploró distintos campos del conocimiento junto con Sara, quien también estaba entusiasmada por descubrir nuevas cosas.

Juntas visitaron museos, asistieron a charlas e incluso entrevistaron a personas exitosas en diferentes áreas. Un día, mientras estaban en una exposición de ciencia, Juli se encontró frente a un experimento fascinante sobre el funcionamiento del cuerpo humano.

Quedó maravillada al ver cómo los órganos trabajaban en conjunto para mantenernos sanos. "- ¡Esto es increíble! -exclamó Juli-.

¡Quiero ser médica y ayudar a las personas a mantenerse saludables!"Sara sonrió emocionada y le dijo: "- Eso suena perfecto para ti, Juli. Tú siempre has sido compasiva y te preocupas por los demás. Estoy segura de que serás una excelente médica". A partir de ese día, Juli se dedicó con pasión a sus estudios.

Pasaba horas leyendo libros sobre medicina, haciendo experimentos en casa y practicando habilidades como tomar la presión arterial o escuchar el corazón. Los años pasaron rápidamente y llegó el momento de elegir una universidad.

Juli aplicó en varias instituciones destacadas y finalmente fue aceptada en una prestigiosa facultad de medicina. La vida universitaria no fue fácil para Juli, pero ella nunca se rindió. Estudiaba largas horas, participaba en prácticas clínicas y se esforzaba por aprender todo lo posible.

Al graduarse, Juli comenzó a trabajar como médica en un pequeño pueblo donde pudo poner en práctica todo lo que había aprendido. Cada día atendía pacientes con amor y dedicación, ayudándolos a recuperar su salud.

Un día, mientras caminaba por el pueblo, alguien la llamó desde lejos. Era Sara, quien también había logrado cumplir su sueño de convertirse en arquitecta. "- ¡Juli! -gritó Sara-.

¿Recuerdas cuando hablábamos sobre si valía la pena estudiar tanto? Mira dónde estamos ahora: tú salvando vidas como médica y yo construyendo hermosos edificios como arquitecta. Nuestro esfuerzo valió la pena".

Juli sonrió y abrazó a su amiga, agradecida por haberla inspirado a seguir sus sueños y recordándole que el esfuerzo y la dedicación siempre tienen recompensas. Desde ese día, Juli supo que había tomado la decisión correcta. Había descubierto su pasión por la medicina y estaba dispuesta a trabajar arduamente para ayudar a los demás.

Y así, Juli vivió una vida feliz sabiendo que había encontrado su propósito en el mundo.

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