Sueños impredecibles
Ese chico se llamaba Tomás, y desde que tenía memoria había tenido la habilidad de soñar cosas que sucederían en el futuro cercano. Al principio, le asustaba un poco esa capacidad sobrenatural, pero con el tiempo aprendió a manejarla.
Un día, después de levantarse y desayunar, Tomás se preparó para ir al colegio. Sabía que ese día tendría una prueba importante de matemáticas, así que estaba nervioso y ansioso por saber cómo le iría.
Esa noche había tenido un sueño muy vívido en el que resolvía todos los problemas de la prueba sin dificultad. Confiado en su sueño premonitorio, Tomás llegó al colegio seguro de sí mismo y listo para enfrentar la prueba.
Sin embargo, cuando vio las preguntas del examen se dio cuenta de algo terrible: ¡no eran las mismas que había soñado! Tomás se sintió frustrado e impotente ante su incapacidad para resolver los problemas del examen.
Pero entonces recordó algo importante: aunque no hubiera soñado las preguntas exactas del examen, sí había soñado con sentirse seguro y confiado mientras lo hacía.
Armándose de valor y confianza en sí mismo como lo había hecho en su sueño premonitorio, Tomás comenzó a resolver las preguntas del examen con calma y paciencia. A medida que avanzaba en la prueba, empezó a sentirse más cómodo y relajado.
Cuando entregó el examen al profesor, Tomás sabía que no había acertado todas las respuestas pero también sabía que había dado lo mejor de sí mismo gracias a su sueño premonitorio. Y aunque no había sido exactamente como lo había soñado, se sintió feliz y orgulloso de haberse enfrentado a la prueba con valentía y determinación.
A partir de ese día, Tomás entendió que sus sueños premonitorios no eran una herramienta infalible para predecir el futuro, pero sí podían ser una fuente de inspiración y motivación para enfrentar los desafíos del presente.
Así que decidió seguir confiando en su capacidad de soñar cosas importantes, pero siempre recordando que lo más importante era actuar con coraje y perseverancia ante cualquier situación.
FIN.