Sueños sin barreras
Había una vez una escuela muy especial llamada "Escuela de los Sueños", donde todos los niños y niñas, sin importar sus habilidades o discapacidades, podían aprender y crecer juntos. En esta escuela, había un niño llamado Tomás.
Tomás tenía dificultades para caminar debido a una discapacidad en sus piernas. A pesar de esto, siempre tenía una sonrisa en su rostro y nunca dejaba que su discapacidad lo detuviera.
Un día, llegó un nuevo estudiante a la Escuela de los Sueños. Su nombre era Sofía y también tenía una discapacidad visual. Ella llevaba consigo un bastón blanco que la ayudaba a moverse por el mundo.
Desde el primer momento en que se conocieron, Tomás y Sofía se hicieron grandes amigos. Juntos descubrieron cómo superar obstáculos y aprender cosas nuevas cada día. Un día, durante el recreo, Tomás le dijo a Sofía: "-¿Te gustaría jugar al fútbol conmigo?".
Sofía se sorprendió un poco porque pensó que no podría jugar al fútbol debido a su discapacidad visual. Pero luego recordó que en la Escuela de los Sueños todos eran bienvenidos y tenían oportunidades iguales.
Así que Sofía aceptó el desafío de Tomás e idearon una forma especial de jugar al fútbol adaptada para ella. Colocaron cascabeles dentro de la pelota para que Sofía pudiera seguirla mediante el sonido mientras jugaban.
Durante ese juego especial de fútbol adaptado, otros niños notaron lo divertido que parecía ser e inmediatamente se unieron. Todos juntos, sin importar sus habilidades o discapacidades, disfrutaron de una tarde llena de risas y amistad.
A partir de ese día, la Escuela de los Sueños se convirtió en un lugar donde todos aprendían a valorar las diferencias y a encontrar soluciones creativas para adaptarse a las necesidades de cada uno. Tomás y Sofía siguieron siendo grandes amigos y continuaron enfrentando nuevos desafíos juntos.
Aprendieron que con determinación y apoyo mutuo, no había límites para lo que podían lograr. Y así, la historia de Tomás y Sofía se convirtió en una inspiración para todos en la Escuela de los Sueños.
Cada niño aprendió que tener una discapacidad no significaba ser menos capaz, sino simplemente tener diferentes formas de aprender y experimentar el mundo. Desde entonces, la escuela se llenó de alegría, inclusión y respeto hacia las personas con discapacidades.
Todos los niños aprendieron a ver más allá de las limitaciones físicas o visuales, encontrando el verdadero potencial en cada uno. Y así es como la Escuela de los Sueños se convirtió en un ejemplo para otras escuelas del país.
Demostrando que cuando todos trabajan juntos sin prejuicios ni barreras, ¡todos pueden alcanzar sus sueños!
FIN.