Sueños y Valores
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, un chico llamado Benjamín. Él era hijo de un famoso futbolista y había heredado su pasión por el fútbol.
Benjamín jugaba en el equipo de su escuela y siempre se esforzaba al máximo en cada partido. Un día, durante un encuentro importante, Benjamín notó que alguien lo observaba desde la grada. Era Roma, la hija del técnico del equipo de su papá.
Desde ese momento, algo cambió dentro de él. Cada vez que veía a Roma sonreír o animar a su equipo, sentía mariposas revoloteando en su estómago. Benjamín no sabía qué hacer con esos sentimientos nuevos que le habían surgido.
No se animaba a decirle a Roma lo que sentía porque temía ser rechazado o hacer las cosas mal. Pero tampoco podía seguir ocultando sus emociones.
Un día, antes de un partido muy importante para el equipo de Benjamín, decidió tomar coraje y hablar con Roma. Se acercó tímidamente hacia ella y le dijo:- Roma... hay algo que quiero decirte desde hace mucho tiempo. Roma lo miró curiosa y respondió:- ¿Qué pasa, Benjamín? Dime qué te pasa.
Benjamín respiró hondo y confesó:- Estoy enamorado de ti, Roma. Cada vez que te veo mi corazón late más rápido y siento una felicidad inexplicable. Roma quedó sorprendida pero también emocionada por las palabras sinceras de Benjamín.
Ella también tenía sentimientos especiales hacia él pero nunca había encontrado el momento adecuado para decírselo. - Yo también estoy enamorada de ti, Benjamín. No sabes cuánto tiempo he esperado para escuchar esas palabras - respondió Roma con una sonrisa radiante en su rostro.
Desde ese día, Benjamín y Roma se convirtieron en novios. Comenzaron a compartir momentos especiales juntos, siempre apoyándose mutuamente en sus sueños y metas.
Pero había un detalle importante que aún no habían resuelto: cómo contarle a sus padres sobre su relación. Un día, decidieron reunir el coraje necesario y enfrentar la situación. Invitaron a sus padres a una cena especial en un restaurante cercano al pueblo.
Durante la cena, Benjamín y Roma tomaron las manos de sus padres y les dijeron:- Queremos contarles algo muy importante. Nosotros dos estamos enamorados y queremos estar juntos. Los padres quedaron sorprendidos pero después de reflexionar un momento, sonrieron orgullosos de sus hijos.
- Si ustedes están felices juntos, entonces nosotros también lo estamos - dijo el papá de Benjamín con una gran sonrisa. A partir de ese momento, los padres de ambos jóvenes aceptaron su relación y los apoyaron incondicionalmente.
Benjamín y Roma aprendieron que siempre es mejor ser sinceros con nuestros sentimientos y buscar el apoyo de quienes nos rodean. Con el tiempo, ambos jóvenes continuaron persiguiendo su pasión por el fútbol mientras mantenían viva su historia de amor.
Su ejemplo inspiró a otros niños del pueblo a seguir sus sueños sin importar las dificultades que pudieran encontrar en el camino.
Y así, Benjamín y Roma demostraron que el amor verdadero y la pasión por lo que uno ama pueden unirse para crear una historia de éxito y felicidad.
FIN.