Susana y el Portal Mágico a Disney
Era un soleado día en Uruguay y Susana, una niña curiosa, decidió salir a caminar por el parque de su barrio. Mientras exploraba, encontró algo extraño: un resplandeciente portal que giraba y brillaba con colores vibrantes.
"¡Wow! ¿Qué será esto?", se preguntó Susana con voz emocionada. Sin dudarlo, dio un paso al frente y, de repente, se sintió liviana, como si estuviera flotando.
Al abrir los ojos, Susana se dio cuenta de que estaba en un lugar mágico, lleno de castillos, personajes de cuentos y mucha gente sonriendo. Allí estaba Disney, un mundo maravillosos donde los sueños se hacían realidad.
"¡Hola!", le saludó un chico que se acercó. "Soy Pedro, ¿y tú?"
"¡Hola! Soy Susana. No puedo creer que estoy en Disney. ¿Cómo llegaste aquí?"
"Vine con mis padres, pero me gusta explorar. Te puedo mostrar todo lo que hay aquí", dijo Pedro emocionado.
Mientras caminaban, Susana y Pedro pasaron por la Casa de Mickey Mouse, donde vivieron una pequeña aventura haciendo una búsqueda del tesoro que los llevó a descubrir escondites mágicos. En un rincón, encontraron un mapa antiguo que guiaba a una misteriosa cueva.
"¿Vas a entrar conmigo?", preguntó Pedro, un poco asustado.
"¡Sí! Vamos a descubrir qué hay adentro", respondió Susana con valentía.
Al entrar, se encontraron con un montón de luces brillantes y un montón de personajes de dibujos animados que les ofrecieron acertijos. "¡Resuelvan los acertijos y podrán llevarse un deseo!", dijeron los personajes.
Susana, intrigada, miró a Pedro y dijo: "Vamos a hacerlo juntos. Si unimos nuestras fuerzas, lo lograremos."
Juntos, comenzaron a resolver los acertijos, haciendo uso de su ingenio y trabajo en equipo. Cada respuesta correcta les llenaba de alegría y cada vez que uno se quedaba atascado, el otro ofrecía una idea. ¡Fue una experiencia increíble!
Finalmente, llegaron al último acertijo, que decía: "Soy tan ligero como una pluma, pero ni el hombre más fuerte puede sostenerme por mucho tiempo. ¿Qué soy?"
"¡El aliento!", gritó Susana, y al pronunciar la respuesta, el aire en la cueva se iluminó.
Los personajes se pusieron a bailar, dejando que Susana y Pedro eligieran un deseo.
"Yo deseo poder volver a este lugar mágico siempre que quiera", dijo Susana.
"Y yo deseo que todos los niños del mundo vivan una aventura como esta", añadió Pedro.
Y así, con un destello de magia, esos deseos se hicieron realidad. Al instante, Susana sintió un tirón y se dio cuenta de que estaba regresando a Uruguay.
"¡No quiero irme!", exclamó, mientras el portal la absorbía.
"Recuerda, Susana: la verdadera magia está en la amistad y la aventura. Siempre puedes volver aquí en tu corazón", le dijo Pedro con una sonrisa, antes de que el portal la llevase de vuelta.
Cuando Susana regresó, se dio cuenta de que aunque estaba de nuevo en su parque, había aprendido algo valioso. La esencia de la amistad, la importancia del trabajo en equipo y de nunca dejar de soñar la llevaban a lugares inimaginables.
Desde entonces, siempre que miraba hacia el horizonte, recordaba su mágico día en Disney y soñaba con nuevas aventuras junto a su amigo Pedro, porque sabía que la magia nunca se va.
Cada vez que sonreía y ayudaba a alguien, sentía que podía crear su propio portal.
Y así fue como Susana, la niña del Uruguay, convirtió cada día en una aventura mágica, donde los amigos y los sueños siempre serían bienvenidos.
FIN.