Tadeo y la transformación de travesuras
Había una vez un niño llamado Tadeo, quien a sus 12 años era bastante travieso. Siempre se metía en problemas en la escuela y sus maestros no sabían qué hacer con él.
Un día, la Maestra Sandra, su profesora de español, decidió sacarlo del salón como castigo por su comportamiento. Tadeo salió al pasillo y se sentó en un banco, algo triste por haber sido excluido de la clase.
En ese momento, apareció la Maestra Juana de matemáticas y se le acercó molesta: "¡Tadeo! ¿Por qué siempre tienes que causar problemas? ¡Estoy cansada de tus travesuras!". El niño bajó la mirada y respondió tímidamente: "Lo siento, Maestra Juana. No quise molestarla".
La maestra suspiró y decidió darle una oportunidad más. Le dijo que si lograba portarse bien durante el resto del día, podría volver a las clases sin ningún problema. Tadeo asintió emocionado y prometió hacerlo lo mejor posible.
Regresó al salón de clases con una sonrisa en el rostro y comenzó a prestar atención a las lecciones. Sin embargo, mientras intentaba concentrarse en los números y las palabras, sintió una extraña presencia cerca de él.
De repente, unos demonios aparecieron frente a Tadeo. Eran criaturas pequeñas pero intimidantes que querían llevárselo consigo debido a todas las travesuras que había hecho anteriormente. El niño se asustó mucho y trató de escapar corriendo hacia la puerta.
Justo cuando parecía que los demonios lo atraparían, la Maestra Juana intervino. "¡Deténganse!", exclamó firmemente. Los demonios se detuvieron en seco al escucharla y Tadeo aprovechó ese momento para esconderse detrás de su maestra.
La Maestra Juana miró a los demonios con determinación y les dijo: "No pueden llevarse a Tadeo. Él ha prometido cambiar su comportamiento y merece una oportunidad para hacerlo". Los demonios dudaron por un momento, pero finalmente aceptaron la decisión de la maestra.
A partir de ese día, Tadeo entendió que sus travesuras solo le causaban problemas y dolor a él mismo y a los demás. Comenzó a comportarse mejor en clase, prestando atención y participando activamente en las actividades escolares.
La Maestra Juana se convirtió en su guía y apoyo durante todo el año escolar. Le enseñó no solo matemáticas, sino también valores importantes como el respeto, la responsabilidad y la empatía hacia los demás.
Tadeo aprendió valiosas lecciones gracias a esa experiencia. Comprendió que todos cometemos errores, pero siempre hay una oportunidad para cambiar si nos esforzamos realmente por hacerlo. También aprendió que el apoyo de personas cercanas puede marcar una gran diferencia en nuestra vida.
Al final del año escolar, Tadeo recibió un premio especial por su cambio positivo de comportamiento. Se sentía orgulloso de sí mismo y sabía que había hecho grandes progresos gracias al apoyo de sus maestros.
Desde entonces, Tadeo siguió esforzándose por ser un niño responsable y amable. Siempre recordaba las lecciones aprendidas y se convirtió en un ejemplo para sus compañeros de clase.
Y así, Tadeo demostró que con determinación y la ayuda de personas sabias, cualquier niño puede cambiar su camino y convertirse en alguien maravilloso.
FIN.