Tala y el Árbol Mágico



En un hermoso bosque lleno de árboles altos, árboles que bailaban con el viento, vivía una pequeña niña llamada Tala. Tala era curiosa y siempre exploraba el bosque con su fiel amigo, un pequeño loro llamado Coco.

Un día, mientras caminaban, Coco avistó algo brillante entre los árboles.

"¿Qué es eso, Tala? Vamos a averiguarlo!" - dijo el loro emocionado.

Tala asintió y ambos se acercaron. Al llegar, encontraron un árbol gigante, el más grande del bosque, con hojas doradas que chisporroteaban al sol.

"¡Wow! Este árbol es increíble, Coco!" - exclamó Tala.

Pero justo cuando iban a tocar la corteza del árbol, apareció un pequeño duende llamado Lumo, que parecía preocupado.

"¡Alto ahí! No pueden tocar este árbol, es un árbol mágico que protege a todo el bosque" - advirtió Lumo.

"¿Por qué es tan especial?" - preguntó Tala, intrigada.

"Si alguien tala un árbol aquí, se romperá el equilibrio de la naturaleza y el bosque se marchitará. Todos los animales y plantas sufrirán" - explicó Lumo con seriedad.

Tala sintió un nudo en la garganta. Nunca había considerado lo que podría pasar si alguien decidiera talar un árbol.

"¿Cómo podemos protegerlo?" - preguntó, con una chispa de determinación en sus ojos.

Lumo sonrió al ver el interés de Tala.

"Pueden ayudar creando conciencia. Si le cuentan a otros sobre la importancia de los árboles, quizás logren evitar que lo talen."

Entonces, Tala y Coco decidieron organizar una reunión con todos los animales del bosque. En un claro, debajo del árbol mágico, empezaron a contar sus aventuras y a hablarles sobre la importancia de cuidar su hogar.

"¡Los árboles son nuestros amigos! Nos dan aire, sombra, y son el hogar de muchos!" - dijo Tala, mientras los animales escuchaban con atención.

Pero no todo era fácil, un malvado hombre, conocido como el Señor Talan, había llegado al bosque con la intención de talar árboles para hacer muebles.

"¡Voy a cortar ese árbol y ganar dinero!" - se escuchó su voz ruidosamente a lo lejos.

Los animales se asustaron y llenaron al bosque de un murmullo de preocupación.

"¿Qué haremos, Tala?" - chirrió Coco, asustado.

Tala pensó rápidamente y tuvo una idea brillante.

"¡Haremos una gran fiesta para atraer a todos los habitantes del bosque! Así podremos mostrarles lo hermoso y valioso que es este lugar y convencer al Señor Talan de que no lo corte!" - propuso ella.

Los animales se pusieron manos a la obra. Prepararon coloridos adornos, hicieron zumo de frutas y cocinaron deliciosos pasteles. El día de la fiesta, el bosque se llenó de música y risas. Todos estaban disfrutando de la celebración.

"¡Miren esto!" - exclamó uno de los ciervos mostrando un banner que decía: "Cuidemos juntos nuestro hogar".

El Señor Talan, al escuchar la música y ver el bullicio, se acercó curioso. Cuando llegó, se sorprendió al ver la alegría de los animales y la belleza del paisaje.

"¿Qué está pasando aquí?" - preguntó, sorprendido.

Tala, con valentía, se acercó a él.

"¡Hola! Estamos celebrando la vida en el bosque y queremos que sepas lo valiosos que son los árboles. Sin ellos, este lugar no tendría magia."

El hombre miró a su alrededor y vio cómo todos los animales se unieron para proteger su hogar.

"No sabía que los árboles eran tan importantes. Quizás esté cometiendo un error al mirarlos solo como madera" - reflexionó el Señor Talan.

Los animales, junto a Tala y Coco, comenzaron a contarle sobre la vida que proporcionaban los árboles. Cada historia era más conmovedora que la anterior. El Señor Talan lo entendió.

"He decidido no talar ningún árbol. Ayudaré a cuidar este bosque en lugar de dañarlo" - anunció, sus ojos brillaban con una nueva visión.

Desde entonces, el árbol mágico y el bosque florecieron como nunca antes. Tala, Coco y Lumo formaron una hermosa amistad con el Señor Talan, quien se convirtió en un gran defensor de la naturaleza.

Y así, a través del amor y la unidad, Tala y sus amigos habían encontrado la manera de proteger el corazón del bosque, recordando siempre que con cada acto de amor hacia la naturaleza, se pueden lograr grandes cambios.

FIN.

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