Tardes de Inventos
En una soleada mañana, Luis se despertó con un nudo en el estómago al recordar que no había hecho los deberes de matemáticas que la maestra les había dejado.
Se tapó la cabeza con las sábanas, tratando de evitar lo inevitable: enfrentarse a su madre y luego a la escuela. "Luis, ¡levántate! Es hora de ir al colegio", llamó su mamá desde la puerta de su habitación. Luis suspiró y salió de la cama resignado.
Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar las consecuencias de no haber cumplido con sus responsabilidades escolares. Desayunó en silencio mientras su mamá le recordaba una vez más lo importante que era hacer los deberes y ser responsable.
"Pero mamá, hoy no quiero ir al colegio. Me da vergüenza presentarme sin haber hecho los deberes", se sinceró Luis.
Su mamá lo miró con ternura y le dijo: "Entiendo cómo te sentís, pero es importante que aprendas a enfrentar tus errores y asumir las consecuencias. Ir al colegio es parte de tu responsabilidad". Luis asintió con tristeza y se preparó para salir rumbo al colegio.
Durante el camino, su mamá aprovechó para hablarle sobre la importancia del esfuerzo, la constancia y la responsabilidad en la vida. Al llegar a la escuela, Luis sintió un nudo en la garganta al pensar en cómo reaccionarían sus compañeros al enterarse de que no había hecho los deberes.
Sin embargo, para su sorpresa, algo inesperado ocurrió. La maestra anunció que ese día habría una actividad especial: cada alumno debía exponer sobre un tema libre frente a sus compañeros. El corazón de Luis dio un vuelco.
A pesar de no haber hecho los deberes formales, siempre había sido curioso e investigador por naturaleza. Decidió improvisar una pequeña exposición sobre el espacio sideral, uno de sus temas favoritos. Cuando llegó su turno, Luis habló con entusiasmo sobre planetas, estrellas y asteroides.
Sus compañeros lo escuchaban atentos y maravillados por todo lo que sabía. Al finalizar su exposición improvisada, recibió aplausos y felicitaciones tanto de sus compañeros como de su maestra.
Ese día, Luis aprendió una valiosa lección: aunque a veces cometemos errores o nos enfrentamos a situaciones difíciles, siempre hay una oportunidad para dar lo mejor de nosotros mismos y aprender algo nuevo. Desde entonces, Luis entendió que cada desafío era una oportunidad para crecer y demostrar su valía.
Y así siguió adelante en su camino escolar con determinación y optimismo.
FIN.