Tazón, la rana valiente



Había una vez una rana llamada Tazón. Vivía felizmente en un pequeño estanque rodeado de hermosos nenúfares y peces coloridos. Pero a Tazón siempre le había intrigado la gran ciudad que se encontraba al otro lado del bosque.

Un día, mientras saltaba de hoja en hoja, Tazón escuchó a los pájaros cantar sobre las maravillas de la gran ciudad. Llena de curiosidad, decidió aventurarse más allá del bosque para descubrir lo que tanto hablaban.

Cuando llegó a la ciudad, quedó impresionada por el bullicio y el movimiento constante de las personas. Los edificios altos y brillantes parecían tocar el cielo, y los autos pasaban rápidamente por las calles.

Tazón saltaba emocionada por todas partes, observando con asombro todo lo que veía. Pero pronto se dio cuenta de que no era bienvenida entre los humanos. La gente la miraba con extrañeza e incluso algunos intentaron atraparla. Desilusionada, Tazón buscó refugio en un parque cercano.

Allí conoció a Lucas, un niño amable y curioso que estaba fascinado con los animales y la naturaleza. Lucas se acercó lentamente hacia ella y dijo: "¡Hola! ¿Eres una rana?". Tazón asintió con entusiasmo y respondió: "¡Sí! Soy Tazón".

Lucas sonrió y le preguntó: "¿Qué haces aquí? Las ranas normalmente viven en estanques". Tazón explicó su deseo de explorar la gran ciudad y cómo se había sentido rechazada por los humanos.

Lucas escuchó atentamente y le dijo: "Bueno, Tazón, no todos los humanos son así. Pero tienes razón, esta ciudad puede ser un lugar aterrador para alguien como tú". Tazón suspiró tristemente y dijo: "Supongo que tendría que volver a mi estanque".

Lucas tuvo una idea brillante y exclamó: "¡Espera! ¿Qué tal si te construyo un pequeño estanque en mi patio trasero? Así podrás vivir aquí en la ciudad pero sin tener miedo de los humanos". Los ojos de Tazón se iluminaron de alegría.

Era justo lo que necesitaba para sentirse segura y feliz en su nueva aventura. Lucas trabajó duro durante días para construir el estanque perfecto para Tazón. Lo llenó con agua fresca y colocó piedras alrededor para crear un ambiente natural.

Cuando finalmente terminaron, Tazón saltó dentro del estanque con emoción. Estaba tan agradecida por haber encontrado un amigo como Lucas. Desde ese día, Tazón vivió feliz en su nuevo hogar en la gran ciudad.

Lucas visitaba todos los días para alimentarla y jugar con ella. Poco a poco, las personas del vecindario comenzaron a darse cuenta de la rana saltadora llamada Tazón.

Aprendieron a respetarla y cuidarla, e incluso organizaron eventos especiales donde podían aprender más sobre las ranas y otros animales. Tazón se convirtió en una especie de celebridad local y disfrutaba compartiendo su historia con todos.

A través de su valentía y determinación, Tazón enseñó a las personas que todos merecen ser tratados con amor y respeto, sin importar cuán diferentes sean. Y así, la rana saltadora llamada Tazón demostró que incluso en la gran ciudad, se puede encontrar un lugar para pertenecer y ser feliz.

FIN.

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