Teatro en el Tiempo
Había una vez una niña llamada Marta que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Marta era una niña muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras.
Un día, mientras exploraba el desván de su casa, encontró un extraño reloj antiguo. Intrigada por el reloj, Marta decidió darle cuerda y de repente se vio envuelta en un torbellino de luces y colores.
Cuando todo se calmó, Marta se encontró en medio de la ciudad de Murcia, España, pero no era la Murcia actual ¡Era el año 1492! Marta estaba emocionada por haber viajado en el tiempo y decidió aprovechar esta oportunidad para aprender sobre la historia del lugar.
Caminando por las calles empedradas, llegó a una plaza donde había mucha gente reunida. Curiosa como siempre, se acercó a preguntar qué estaba pasando. Un hombre amable le explicó que estaban celebrando la expulsión de los musulmanes y el descubrimiento de América.
Marta quedó sorprendida al escuchar esto y decidió adentrarse más en la historia. Mientras caminaba por las calles, escuchaba conversaciones entre los habitantes locales sobre sus vidas cotidianas. De repente, Marta notó algo extraño: todas las personas parecían estar tristes y desanimadas.
Se acercó a una mujer mayor que tenía lágrimas en los ojos y le preguntó qué pasaba. "Estamos viviendo momentos difíciles", dijo la mujer con voz entrecortada.
"La Inquisición ha comenzado a perseguir a aquellos que no siguen las creencias religiosas impuestas por el rey". Marta quedó impactada al escuchar esto y decidió hacer algo para ayudar a la gente.
Recordando todo lo que había aprendido en la escuela, decidió organizar una pequeña obra de teatro en la plaza para levantar los ánimos de todos. Reunió a los niños del pueblo y les explicó su plan. Todos estaban emocionados por participar y juntos comenzaron a ensayar.
Marta escribió un guion sobre la importancia de la tolerancia y el respeto hacia todas las personas, sin importar sus creencias. El día del espectáculo llegó y la plaza estaba llena de gente ansiosa por verlo. Marta se subió al improvisado escenario junto con sus amigos y comenzaron a actuar.
La obra fue un éxito rotundo. La gente se rió, aplaudió y se emocionó con cada palabra que salía de los labios de los pequeños actores.
Marta pudo ver cómo poco a poco las sonrisas volvían al rostro de las personas. Cuando terminaron, todos aplaudieron con entusiasmo y Marta supo que había hecho algo importante.
Había llevado un mensaje de paz y tolerancia a través del tiempo, recordándole a todos que debemos aceptarnos unos a otros tal como somos. Al finalizar el día, cuando Marta regresaba al presente gracias al mágico reloj antiguo, sabía que su viaje en el tiempo había sido una experiencia inolvidable.
Aprendió mucho sobre la historia de Murcia y también aprendió cuán poderoso puede ser el arte para cambiar vidas. Desde ese día, Marta nunca dejó de buscar nuevas aventuras y siempre llevó consigo el mensaje de tolerancia y respeto que había aprendido en Murcia.
FIN.