Tejuna y el Misterio del Mohai Antiguo
Había una vez, en la mágica isla de Rapa Nui, un joven llamado Tejuna. Era un niño curioso y valiente, que pasaba sus días entre las enormes estatuas de mohai que adornaban la isla. Un día, mientras charlaba con su abuelo bajo la sombra de un árbol, escuchó hablar por primera vez del mohai más antiguo de todos.
- “Abuelo, ¿es verdad que hay un mohai que tiene más de 9000 años? ” preguntó Tejuna con los ojos brillando de emoción.
- “Sí, mi pequeño, está escondido en una cueva en lo profundo de la montaña. Se dice que es el primer mohai que fue tallado y guarda secretos de nuestros ancestros” respondió el abuelo, mirando la distancia con nostalgia.
Intrigado, Tejuna decidió que debía encontrar ese mohai. Con la bendición de su abuelo, se preparó para su aventura. Empacó una mochilita con algunos bocadillos, una linterna y su cuaderno, donde solía dibujar lo que encontraba en sus exploraciones.
Al amanecer, comenzó su travesía. Caminó por senderos cubiertos de flores coloridas y escuchó el canto de las aves. Después de un tiempo, llegó a un antiguo camino que lo llevó hacia la montaña. Se preguntaba cómo podía estar una cueva tan antigua y aún no haberla encontrado.
Al llegar a la montaña, notó una entrada oscura y misteriosa. Tomando aliento, se adentró. Dentro, las paredes estaban cubiertas de extraños dibujos, y en el aire se sentía una mezcla de historia y magia.
- “¡Increíble! Esto debe haber sido hecho por nuestros ancestros” murmuró Tejuna, maravillado.
Con su linterna, siguió adentrándose en la cueva. De repente, se topó con algo gigantesco y al mismo tiempo extraordinario. Allí estaba, el mohai más antiguo de Rapa Nui, cubierto de un suave manto de piedras y tierra.
- “¡Guau! Es mucho más grande de lo que imaginé” dijo Tejuna, emocionado. Se acercó al mohai y, mientras lo tocaba, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
De repente, una luz brillante emitió desde el mohai, iluminando toda la cueva. Estaba tan sorprendido que no supo qué hacer. Y entonces, una voz profunda y melódica resonó en la cueva.
- “Tejuna, hijo de la tierra y el cielo, ven a mí.”
El joven miró alrededor, sin comprender del todo.
- “¿Quién habla? ” preguntó dubitativo.
- “Soy el guardián de los mohai. Tú, Tejuna, eres descendiente de los dioses, elegido para proteger la historia de tu pueblo. Debes llevar el conocimiento de nuestros ancestros al mundo”.
Tejuna estaba atónito. No podía creer lo que estaba escuchando.
- “Pero... ¿cómo puedo hacer eso? ” balbuceó.
- “Difunde la sabiduría que has encontrado en esta cueva. Junto con tu familia y tu gente, cuida de la isla como un regalo de tus ancestros. Recuerda que cada mohai es una historia esperando ser contada.” La voz se desvaneció y la luz comenzó a disminuir.
Tejuna, aún en estado de shock, sintió una conexión con el mohai. Sabía que debía contar lo que había descubierto. Con un nuevo propósito, salió de la cueva y corrió hacia su casa, la mente repleta de ideas.
En los días siguientes, Tejuna convocó a los niños del pueblo y les contó su aventura. Juntos, comenzaron a explorar la isla, aprendiendo sobre las tradiciones, la historia y los secretos que guardaban los mohai.
- “Cada uno de ustedes puede ser un guardián de estas historias. Solo necesitan escuchar a los ancianos y valorar nuestra cultura” les decía.
Con el tiempo, Tejuna se convirtió en un gran líder entre los jóvenes, y su pueblo lo respetaba no solo por su valentía, sino por su sabiduría. Él les enseñó a amar su historia, a cuidar su tierra y a honrar a los mohai, que eran más que simples piedras; eran relatos vivientes de un pasado glorioso.
Así, la isla de Rapa Nui continuó brillando bajo el sol, llena de vida y de historia, recordando para siempre al joven valiente que se atrevió a buscar su verdadero legado.
FIN.