Teo, el pequeño colibrí soñador
En el corazón de un frondoso bosque, vivía un pequeño colibrí llamado Teo. Teo era un ave curiosa y aventurera, pero a diferencia de sus hermanos, que ya surcaban los cielos con destreza, él aún no lograba levantar el vuelo.
Las alas de Teo eran diminutas comparadas con las de sus hermanos, lo que le dificultaba volar. Pero Teo no se desanimaba, día tras día observaba a otros pájaros con envidia y anhelaba recorrer el bosque como ellos lo hacían.
Un día, decidió buscar la ayuda de sus amigos, un sapo llamado Lalo y una mariposa llamada Lola. - ¡Lalo, Lola, necesito su ayuda! - clamó Teo. - ¿Qué sucede, Teo? - preguntó Lalo.
- Quiero volar, pero mis alas son muy pequeñas, ¿cómo puedo hacerlo? - explicó Teo con tristeza. Los amigos se miraron con complicidad y después de un momento, Lalo dijo: - Teo, todos tenemos limitaciones, pero también tenemos habilidades únicas.
Tus alas son pequeñas, es verdad, pero eres rápido y ágil. En vez de envidiar lo que otros tienen, descubre tus propias habilidades y aprende a usarlas. Teo reflexionó sobre las palabras de sus amigos y decidió emprender un nuevo enfoque.
En lugar de centrarse en lo que no podía hacer, se dedicó a pulir sus habilidades naturales. Corría entre las flores con rapidez, practicaba la agilidad en sus movimientos y se esforzaba por ser el mejor corredor del bosque.
Pronto, Teo se dio cuenta de que no necesitaba volar para sentirse libre y feliz. A medida que superaba sus propias marcas, su autoestima crecía y su tristeza se convertía en alegría. Un día, mientras Teo estaba corriendo a toda velocidad, algo asombroso sucedió.
Sin darse cuenta, comenzó a levantar vuelo, no por el batir de sus alas, sino por la fuerza y el impulso que había ganado con sus carreras.
Teo volaba por el bosque, sintiendo el viento en su rostro y la emoción de alcanzar su sueño. Desde ese día, Teo se convirtió en el colibrí más veloz y audaz del bosque, inspirando a otros con su historia de perseverancia y superación.
Aunque sus alas eran pequeñas, el espíritu de Teo era más grande que cualquier impedimento. Y así, el pequeño colibrí que soñaba volar demostró que, con esfuerzo y determinación, los sueños pueden volverse realidad.
FIN.