Teo y el Dinosaurio de Piedra
. Todos los días se sumergía en libros y películas sobre estas criaturas prehistóricas, soñando con algún día poder verlas en persona.
Un día, mientras caminaba por el parque, Teo encontró una extraña roca brillante que parecía tener alguna forma de vida dentro de ella. - ¡Mamá, mira lo que encontré! - exclamó Teo emocionado. La mamá de Teo observó la roca con curiosidad y decidió llevarla a casa para analizarla mejor.
Pero cuando llegaron a casa, la roca comenzó a temblar y un pequeño dinosaurio bebé salió de su interior. - ¡Un dinosaurio! - gritó Teo asombrado. El pequeño dinosaurio era muy amigable y pronto se convirtió en el mejor amigo de Teo.
Juntos exploraban el parque y aprendían todo sobre los dinosaurios. Pero un día, mientras jugaban cerca del lago, el dinosaurio bebé cayó al agua y comenzó a ahogarse.
Teo no sabía nadar pero no dudó ni un segundo en lanzarse al agua para salvar a su amigo. Afortunadamente logró rescatarlo y juntos regresaron a casa empapados pero felices. A partir de ese momento, Teo decidió aprender a nadar para estar preparado ante cualquier emergencia similar.
También comenzó a investigar más sobre cómo cuidar adecuadamente de su amigo dinosaurio, ya que sabía que necesitaba mucho amor y atención especializada.
Con el tiempo, la noticia sobre el pequeño dinosaurio bebé se difundió por toda la ciudad e incluso llegaron expertos en paleontología para estudiarlo. Teo se convirtió en una celebridad y todos los niños de la ciudad querían ser su amigo.
Pero a pesar de toda la atención, Teo nunca perdió de vista lo más importante: cuidar adecuadamente de su amigo dinosaurio y seguir aprendiendo todo lo que pudiera sobre ellos.
Y así fue como se convirtió en un verdadero experto en dinosaurios, inspirando a muchos otros a seguir sus pasos y explorar el mundo maravilloso de estas criaturas prehistóricas.
FIN.