Teresa y la Fiesta de los Sabores



Había una vez, en un pequeño barrio de Buenos Aires, una niña llamada Teresa. Teresa era conocida por su gran amor por los dulces. Todos los días, después de la escuela, iba a la tienda de la esquina y compraba caramelos, chocolates y galletitas. Sin embargo, había una cosa que a Teresa no le gustaba: ¡las verduras!

Un día, mientras Teresa disfrutaba de un chuche de frutilla en su patio, apareció su amiga Ana con una enorme cesta llena de verduras frescas.

"¡Hola, Teresa! ¿Querés venir a mi casa a ayudarme a hacer una ensalada riquísima?" - propuso Ana con entusiasmo.

"No, gracias. Las verduras son aburridas y no saben bien" - respondió Teresa mientras mordía su dulce.

Ana, que siempre llevaba una sonrisa, decidió contarle un secreto.

"¿Sabías que las verduras son como superhéroes para nuestro cuerpo?" - dijo Ana.

"¿Superhéroes? No entiendo" - contestó Teresa intrigada.

"Sí, mira. La zanahoria te ayuda a ver mejor, el brócoli te da fuerza y las espinacas son buenísimas para tener energía" - explicó Ana, gesticulando como si fuera una superheroína.

"No sé... ¿y los dulces?" - inquirió Teresa.

"Los dulces son divertidos, pero no tienen superpoderes. Solo nos dan energía por un rato y luego nos sentimos cansados. Las verduras nos ayudan a estar fuertes y sanos todos los días" - reveló Ana.

Teresa se quedó pensando. Por un lado, le encantaban los dulces, pero nunca había pensado en lo que las verduras podían hacer por ella. Aquel fin de semana, Ana organizó una fiesta en su casa llamada 'Fiesta de los Sabores' y decidió invitar a todos sus amigos. La sorpresa fue que había un arcoiris de frutas y verduras en la mesa.

"Ana, esto se ve increíble. Pero, ¿dónde están los dulces?" - preguntó Teresa, mirando la mesa.

"¡Aquí están! Pero, mirá: también hay brochetas de frutas y verduras llenas de colores. Pueden ser igual de divertidas y deliciosas" - dijo Ana.

Curiosa, Teresa decidió probar un poco de todo. "Mmm, esta zanahoria con hummus sabe muy rica, ¡y la sandía es fresca y dulce!" - exclamó.

A medida que probaba, cada bocado la llenaba de energía y no solo eso, sino que se dio cuenta de que había sabores que nunca había probado. Se divirtió tanto que hizo una competencia de quién podía crear la brocheta más colorida y deliciosa.

Al final de la fiesta, mientras sus amigos reían y compartían, Teresa se sintió feliz de haber probado cosas nuevas. Se acercó a Ana y le dijo:

"¡Ahora entiendo! Las verduras son geniales, tienen sabor y colores, son como un viaje de sabores. Gracias, Ana."

"¡De nada, Teresa! Ahora que conoces los superpoderes de las verduras, ¡puedes ser una superheroína también!" - respondió Ana, sonriendo.

Desde aquel día, Teresa decidió que, aunque seguiría disfrutando de sus dulces, también aprendería a amar las verduras. Comenzó a ayudar a su mamá en la cocina, creando platos coloridos y deliciosos. Su favorita era la pizza de verduras con mucho queso.

"¡Comer saludable es divertido!" - solía decir.

Y así, Teresa se convirtió en la niña más fuerte y feliz del barrio, disfrutando de cada bocado de su nuevo estilo de vida. Y cada vez que veía un dulce, sonreía, porque sabía que había espacio para todo: dulces y verduras.

Y colorín colorado, este cuento de sabores ha terminado.

FIN.

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