Teresa y la magia de creer en sí misma
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Teresa. Teresa era una niña muy alegre y curiosa, siempre dispuesta a descubrir cosas nuevas y ayudar a los demás.
Sin embargo, tenía un problema: su autoestima no era muy alta. Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, se encontró con una hada madrina llamada Estrella.
Estrella era sabia y bondadosa, y al ver la tristeza en los ojos de Teresa, decidió ayudarla a fortalecer su autoestima. "Hola, querida Teresa. Veo que tienes un corazón valiente y generoso, pero necesitas creer más en ti misma", dijo Estrella con voz suave.
Teresa la miró sorprendida y preguntó: "¿Cómo puedo hacer eso?"Estrella sonrió y le entregó una varita mágica brillante. "Con esta varita podrás ver lo especial que eres realmente. Pero ten cuidado, solo funciona si crees en ti misma de verdad", advirtió.
Teresa tomó la varita con emoción y prometió intentarlo. Al regresar a casa, decidió probarla. Apuntó hacia su reflejo en el espejo y murmuró: "Creo en mí misma".
De repente, el espejo comenzó a brillar y mostró imágenes de todas las veces que había ayudado a sus amigos del pueblo: cuando salvó al gatito de quedarse atrapado en un árbol, cuando consoló a su vecina triste y cuando plantó flores para embellecer el parque.
Teresa se emocionó al ver todo lo bueno que había hecho sin darse cuenta. Se sintió orgullosa de sí misma por primera vez en mucho tiempo.
Al día siguiente, mientras paseaba por el pueblo con su varita mágica en mano, vio a un niño llorando porque había perdido su pelota favorita en un charco de barro. Sin dudarlo, Teresa se acercó con una sonrisa y le ofreció ayuda para limpiarla. El niño se sorprendió por la amabilidad de Teresa e inmediatamente se sintió mejor.
Ese acto de bondad desencadenó una reacción en cadena: otros niños empezaron a acercarse para jugar juntos y pronto todos estaban riendo felices. Estrella observaba desde lejos con orgullo.
Sabía que Teresa finalmente había descubierto lo valiosa que era y cómo cada pequeña acción podía marcar la diferencia en la vida de los demás. Desde ese día en adelante, Teresa siguió usando su varita mágica para recordarse a sí misma lo especial que era realmente.
Y cada vez que sentía dudas sobre sí misma, miraba hacia adentro y encontraba la fuerza para seguir adelante con confianza.
Y así fue como Teresa aprendió a valorarse a sí misma y construir una autoestima fuerte gracias al poder del amor propio y la bondad hacia los demás.
FIN.