Thamy y la Magia de París



Era una mañana soleada cuando Thamy, una niña curiosa de siete años, se despertó emocionada. Hoy viajaba a París, la ciudad de la luz, con su mamá y su fiel gatita Sasha.

"¡Mamá! ¿Ya estamos listos?" - preguntó Thamy, saltando de la cama.

"Casi, cariño. Solo falta que revisemos las maletas y nos vayamos al aeropuerto. ¡Asegúrate de llevar a Sasha cómodamente en su transportadora!" - respondió su mamá mientras organizaba algunas cosas.

Durante el vuelo, Thamy se imaginaba todas las aventuras que vivirían en París, pero lo que no sabía era que una sorpresa mágica les esperaba. Al llegar, el aire de la ciudad era fresco y lleno de nuevos olores.

"¡Mira, mamá! ¡La Torre Eiffel!" - exclamó Thamy, señalando con asombro.

"Es hermosa, Thamy. ¿Te gustaría subir?" - sugirió su madre y comenzaron a acercarse.

Al subir a la Torre Eiffel, algo increíble ocurrió. Una brisa suave sopló y, de repente, aparecieron hadas brillantes, danzando alrededor de ellas.

"¡Bienvenidas a París!" - dijo una de las hadas, con una voz melodiosa. "Soy Lila, y he venido a llevarlas a un lugar mágico. ¡Siganme!"

Thamy y su mamá no podían creer lo que veían.

"¡Sasha también puede venir!" - se animó Thamy, abrazando a su gatita.

Las hadas condujeron a la familia al Jardín de las Maravillas, un lugar donde los árboles susurraban y las flores cantaban. Thamy comenzó a jugar con otros niños, mientras su madre charlaba con Lila.

"¿Todos los niños pueden venir aquí?" - preguntó Thamy.

"Sí, pero solo aquellos que saben apreciar la amistad y la naturaleza", respondió Lila.

Mientras jugaban, una nube oscura apareció. Era un duende celoso que quería robar la magia del jardín.

"¡No dejaré que este lugar sea feliz!" - gritó el duende, creando un caos con su varita.

Thamy y su mamá se dieron cuenta de que necesitaban unir fuerzas con las hadas para detener al duende.

"Debemos mostrarle lo que significa la verdadera alegría" - dijo la mamá de Thamy, con determinación.

"¡Sí! Juntos podemos hacerlo!" - exclamó Thamy.

Así que formaron un círculo con las hadas, y empezaron a cantar una canción de amistad. Las hermosas notas llenaron el aire y, poco a poco, la nube oscura comenzó a disiparse. El duende, al escuchar la melodía, se detuvo y, sorprendido, les preguntó:

"¿Qué es esta magia?"

"Es la magia que se crea cuando somos amigos y cuidamos la naturaleza" - respondió Thamy valientemente.

El duende se sintió mal por lo que había hecho y, al final, se unió a ellos.

"Pido perdón, quiero aprender a ser un buen amigo" - suspiró el duende.

La magia del Jardín de las Maravillas se restauró, y todos celebraron.

"Gracias por enseñarme el verdadero significado de la amistad" - dijo el duende, sonriendo por primera vez.

Después de un día lleno de aventuras, Thamy, su madre y Sasha regresaron al mundo real, llenos de historias que contar.

"Mamá, ¿podemos volver pronto a visitar a las hadas y a nuestro nuevo amigo?" - le preguntó Thamy.

"Claro, cariño. Siempre que compartamos alegría y amistad, la magia estará con nosotros" - respondió su madre, dándole un abrazo.

Así, Thamy y su mamá aprendieron que la verdadera magia está en el amor y la amistad, y que siempre hay aventuras esperando ser descubiertas.

"¡Viva la magia de París!" - gritaron juntas, mientras el sol comenzaba a ponerse.

FIN.

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