The Big School Concert Party



Había una vez en una pequeña escuela de un barrio colorido, donde los niños de tercer grado estaban muy emocionados por el próximo baile de fin de año. Los maestros habían decidido organizar un gran concierto en el patio de la escuela. Todos los niños soñaban con ser parte de la banda que tocaría en el evento.

Una mañana soleada, la maestra de música, la señora Gómez, entró al aula con una gran sonrisa.

"¡Hola, chicos! Estoy muy contenta de anunciar que vamos a tener un gran concierto aquí en la escuela dentro de dos semanas. ¡Y ustedes podrán ser parte de la banda!"

Los ojos de los niños se iluminaron. Había un zumbido de emoción en el aire.

"¿Quién quiere tocar en la banda?" - preguntó la señora Gómez.

"¡Yo quiero tocar la guitarra!" - gritó Tomás, con una gran energía.

"¡Y yo quiero los tambores!" - agregó Sofía, saltando de alegría.

La señora Gómez empezó a explicar que los niños debían presentar una audición para ser seleccionados.

"Tendrán que preparar una pequeña canción para mostrar su talento. ¿Quién se atreve a ser el líder de la banda?"

Los niños se miraron entre sí, nerviosos. Finalmente, Lucía, con su voz suave y decidida, se levantó y dijo:

"Yo puedo ser la líder. He estado tocando el piano desde que era pequeña y creo que puedo ayudar a todos a tocar juntos."

La señora Gómez sonrió y dijo:

"¡Excelente, Lucía! Trabajaremos juntos para hacer de este concierto un gran éxito."

Los días pasaron rápidamente. Lucía organizó ensayos para la banda, mientras Tomás practicaba con su guitarra y Sofía se concentraba en los ritmos de los tambores. Cada día era una nueva aventura llena de melodías.

Un día, mientras ensayaban, Sofía se sintió un poco desanimada.

"Creo que no soy buena tocando. Nunca me he sentido tan atrasada como los demás," - dijo ella, con la cabeza agachada.

Lucía corrió hacia Sofía y la animó:

"¡No digas eso! Todos estamos aprendiendo. Lo importante es que estamos juntos y nos apoyamos. Tú eres una gran baterista, y lo harás genial en el concierto."

Sofía sonrió, sintiéndose mejor, mientras los ensayos continuaban. Sin embargo, a medida que se acercaba el día del concierto, un gran problema surgió: Tomás se había lastimado el dedo mientras jugaba al fútbol. No podía tocar la guitarra.

"¡Oh no!" - gritó Tomás, angustiado.

"¿Qué vamos a hacer ahora?" - preguntaron todos al unísono.

Después de un momento de silencio, Lucía tuvo una idea brillante.

"Podemos hacer que alguien más toque la guitarra, y Tomás puede ayudar a coordinar el ritmo desde el escenario."

Sofía se ofreció para buscar a un compañero que pudiera tocar la guitarra.

"¡Voy a hablar con Javier! He escuchado que toca muy bien. ¡Él podrá ayudar!"

Javier estaba encantado de unirse a la banda. Todos los niños se unieron para practicar juntos antes del gran día.

Finalmente, llegó el día del concierto. El patio estaba lleno de padres y amigos, emocionados por ver a los niños. La banda se sintió un poco nerviosa pero emocionada.

La señora Gómez estuvo al frente y dijo:

"¡Con mucho orgullo, presento a nuestra increíble banda de tercer grado!"

Lucía, Tomás, Sofía y Javier subieron al escenario, y cuando comenzaron a tocar, la música llenó el aire. Todos aplaudían y bailaban.

El concierto fue un completo éxito. Los niños se sintieron felices y orgullosos de sí mismos por haber trabajado juntos y superado los obstáculos.

Al final, mientras todo el mundo aplaudía, Lucía dijo:

"¡No podría haber hecho esto sin todos ustedes!"

"¡Este fue el mejor día de mi vida!" - gritó Tomás, sonriendo.

Y así, con corazones llenos de alegría, los niños prometieron seguir tocando juntos y hacer más música en el futuro. Desde aquel día, aprendieron que, cuando trabajan en equipo, no hay problema que no se pueda resolver y que siempre hay un lugar para la música en sus corazones.

FIN.

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