The Brave Ant and the Lazy Ladybug



Había una vez, en un pequeño hormiguero en el jardín de la casa de Lucas, vivía una hormiga llamada Anita. Anita era muy trabajadora y siempre estaba ocupada reagarrando comida para su colonia.

Un día, mientras Anita se encontraba buscando semillas por el jardín, se topó con una mariquita llamada Lola. Lola era conocida por ser muy perezosa y nunca ayudaba a nadie.

Anita decidió acercarse a Lola y le dijo: "Hola Lola, ¿por qué no te unes a mí en la búsqueda de comida? Trabajando juntas podremos recolectar mucho más rápido". Lola miró a Anita con desgana y respondió: "No me interesa trabajar tanto como tú. Prefiero disfrutar del sol y las flores sin preocupaciones".

Anita suspiró pero no se rindió. Sabía que tenía que encontrar una forma de enseñarle a Lola lo gratificante que podía ser trabajar duro. Un par de días después, mientras Anita continuaba trabajando incansablemente, notó algo extraño cerca del hormiguero.

Había llegado un grupo de avispas hambrientas buscando alimento. Asustada, Anita corrió hacia el interior del hormiguero y gritó: "-¡Ayuda! ¡Tenemos que proteger nuestras reservas de comida!"Las demás hormigas salieron rápidamente para ver qué ocurría.

Pero cuando vieron las avispas acercándose amenazadoramente, todas empezaron a entrar en pánico. Sin embargo, Anita sabía que debían actuar rápido si querían sobrevivir.

Se subió sobre un montón de hojas secas y llamó a las demás hormigas: "-¡Trabajemos juntas! ¡Formemos un escudo con nuestras cuerpos para proteger el acceso al hormiguero!"Las demás hormigas, inspiradas por la valentía de Anita, se unieron a ella y formaron una barrera frente al ataque de las avispas.

Juntas, lograron ahuyentarlas y proteger sus reservas de comida. Después de esa experiencia, Lola miró a Anita con admiración y le dijo: "-Nunca había visto a alguien tan valiente como tú. Estoy dispuesta a ayudar ahora".

Anita sonrió y respondió: "-Me alegra que hayas cambiado de opinión, Lola. Juntas podemos hacer grandes cosas". A partir de ese día, Lola comenzó a trabajar junto a Anita en la recolección de alimentos para su colonia.

Poco a poco, fue descubriendo lo gratificante que era colaborar y compartir responsabilidades. Con el tiempo, el jardín empezó a florecer más que nunca gracias al trabajo en equipo entre las hormigas y las mariquitas.

Y así, Anita enseñó una valiosa lección sobre la importancia del trabajo duro y la colaboración. Desde entonces, todos los habitantes del jardín aprendieron que trabajando juntos podían superar cualquier adversidad y alcanzar grandes logros.

Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero siempre habrá nuevas aventuras esperando en el jardín del trabajo en equipo.

FIN.

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