The Dragons Map


Había una vez una familia muy especial compuesta por el papá Cristian, la mamá Eli y sus dos hijos, Guada y Vale. Vivían en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos verdes.

Un día, mientras jugaban en el jardín, Guada y Vale encontraron una vieja caja de madera. Estaba llena de polvo y parecía haber estado escondida durante mucho tiempo. Curiosos, decidieron abrirla para descubrir qué había dentro.

Al abrir la caja, se encontraron con un mapa antiguo que llevaba a un tesoro escondido. Los ojos de los niños se iluminaron de emoción ante la idea de embarcarse en una aventura emocionante. "¡Mira esto, Guada! ¡Es un mapa del tesoro!", exclamó Vale emocionado.

"¡Sí! ¡Tenemos que encontrarlo!", respondió Guada entusiasmada. Sin perder tiempo, los hermanos decidieron seguir las pistas del mapa. Las indicaciones los llevaron a través del bosque encantado donde tuvieron que sortear obstáculos como puentes colgantes y árboles gigantes.

A cada paso que daban, su emoción crecía aún más. Finalmente, llegaron a una cueva oscura y misteriosa. Con valentía entraron en ella sin saber lo que encontrarían adentro.

Para su sorpresa, se encontraron frente a frente con un enorme dragón dormido. "¡Oh no! ¿Qué haremos ahora?", susurró Guada asustada. "No te preocupes", dijo Vale con determinación. "Recuerda lo que aprendimos sobre los dragones en los libros. Si somos amables y respetuosos, seguro nos ayudará".

Con mucho cuidado, se acercaron al dragón y le hablaron con suavidad. Para su sorpresa, el dragón despertó y les sonrió. "¡Hola chicos! ¿En qué puedo ayudarles?", preguntó el dragón amablemente.

Los hermanos explicaron que estaban buscando un tesoro escondido y mostraron el mapa al dragón. El dragón examinó detenidamente el mapa y asintió. "Sí, conozco este lugar. Los llevaré hasta allí", dijo el gentil dragón.

Juntos, recorrieron un largo camino hasta llegar a una cascada mágica rodeada de flores brillantes. En ese lugar especial encontraron una caja dorada que emitía una luz brillante. "¡Lo encontramos!", exclamaron Guada y Vale emocionados. Ellos abrieron la caja dorada para descubrir lo que había dentro.

Para su sorpresa, no había monedas ni joyas como esperaban; en cambio, había libros llenos de conocimiento e historias maravillosas. El dragón sonrió mientras observaba a los niños deleitarse con los libros.

Les explicó que aquel era un tesoro muy valioso porque abriría sus mentes a nuevas aventuras imaginarias cada vez que leyeran las páginas llenas de palabras mágicas. Desde ese día, Guada y Vale se convirtieron en lectores apasionados y compartieron historias increíbles con su familia y amigos.

Aprendieron sobre diferentes culturas, lugares lejanos e incluso sobre la importancia del amor propio y la amistad. La familia Cristian, Eli, Guada y Vale descubrieron que un tesoro no siempre es lo que esperas.

A veces, las mejores aventuras se encuentran en los libros y en la imaginación. Y así, vivieron felices y llenos de conocimiento para siempre. Fin.

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