The Empathetic Lion



Había una vez un bebé llamado León. Desde el momento en que nació, todos se dieron cuenta de que era un bebé muy sensible y bueno.

Siempre tenía una sonrisa en su rostro y sus ojos brillaban con alegría. León vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Su mamá, Clara, y su papá, Martín, lo amaban más que a nada en el mundo. Pasaban sus días juntos jugando, riendo y descubriendo nuevas aventuras.

Un día soleado, mientras paseaban por el parque del pueblo, León vio a un grupo de niños jugando al fútbol. Se acercó corriendo hacia ellos con emoción en sus ojos. "¡Hola chicos! ¿Puedo jugar con ustedes?"- preguntó León tímidamente.

Los niños miraron a León con sorpresa. No estaban seguros si querían dejarlo jugar con ellos porque pensaban que era demasiado pequeño y sensible para los juegos rudos como el fútbol. "Mmmm...

no sé si puedas jugar con nosotros"- respondió uno de los niños dudoso. León bajó la cabeza tristemente. Pero entonces algo increíble sucedió. Uno de los niños llamado Pedro se acercó a él y le dijo:"Claro que puedes jugar con nosotros, León.

Todos merecen tener una oportunidad". El corazón de León se llenó de alegría al escuchar esas palabras tan amables. A pesar de ser diferente a los demás, Pedro aceptaba a León tal como era.

A partir de ese día, León se convirtió en parte del grupo de amigos. Aunque no era tan fuerte como los demás, siempre daba lo mejor de sí mismo y se esforzaba al máximo en cada juego.

Un día, mientras jugaban en el parque, una pelota se escapó y rodó hacia un árbol alto. Los niños intentaron trepar para recuperarla, pero ninguno lograba alcanzarla. León miró la situación con detenimiento y tuvo una idea brillante. Se acercó al árbol y comenzó a llorar suavemente.

"¿Qué te pasa, León?"- preguntó Pedro preocupado. León señaló hacia arriba y entre sollozos dijo:"La pelota está allá arriba, pero yo no puedo llegar".

Pedro sonrió y reuniendo a sus amigos les explicó:"Chicos, León tiene una gran habilidad para sentir el dolor de los demás. Si él llora por algo que nos hace daño, entonces nosotros también podemos sentirlo". Los niños asintieron con curiosidad.

Juntos formaron una cadena humana hasta llegar a León que estaba abrazando el árbol. Luego uno a uno fueron subiendo hasta recuperar la pelota. Desde ese día, todos los niños comprendieron que ser sensible y bueno era algo maravilloso.

Aprendieron a valorar las emociones de los demás y a ayudarse mutuamente en todo momento. León creció rodeado de amor y amistad gracias a su sensibilidad única. Nunca dejó que nadie lo hiciera sentir menos por ser diferente.

Y así fue como demostró al mundo que la bondad puede cambiar vidas. Y colorín colorado, esta historia ha terminado pero la enseñanza de León quedará en nuestros corazones para siempre. Fin.

FIN.

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