The Fire-Saving Dragon



Había una vez, en un lejano reino, un dragón llamado Draco. Draco vivía en una cueva en lo alto de una montaña y pasaba sus días solitarios sin tener a nadie con quien compartir su vida.

Un día, mientras volaba sobre el pequeño pueblo que se encontraba al pie de la montaña, Draco escuchó voces tristes y desesperanzadas. Decidió acercarse para ver qué estaba ocurriendo.

Al llegar al pueblo, vio que los habitantes estaban preocupados por un incendio que había arrasado sus cosechas. Sin pensarlo dos veces, Draco lanzó llamas de agua desde su boca para apagar las llamas y salvar las plantaciones. Los habitantes del pueblo quedaron asombrados y agradecidos por la ayuda del dragón.

Se dieron cuenta de que no todos los dragones eran malvados como cuentos les habían hecho creer. Desde ese momento, comenzaron a dejarle comida cerca de su cueva como muestra de gratitud.

Poco a poco, Draco fue ganando confianza en los habitantes del pueblo y ellos empezaron a acercarse más a él. Le contaban historias fascinantes sobre sus vidas y compartían risas juntos.

Una tarde soleada, mientras paseaba por el mercado del pueblo con sus nuevos amigos humanos, Draco se dio cuenta de que algunos niños miraban con miedo hacia su dirección. Esto entristeció al dragón porque no quería asustar ni hacer daño a nadie.

Decidió hablar con los niños para explicarles que él solo quería ayudar y hacer amigos. Los pequeños escucharon atentamente las palabras amables de Draco y poco a poco fueron perdiendo el miedo. Incluso algunos se atrevieron a acariciar sus escamas suaves y brillantes.

A partir de ese día, Draco se convirtió en el protector del pueblo. Ayudaba a los agricultores a cuidar de sus cultivos, volaba sobre las casas para asegurarse de que todos estuvieran seguros y resolvía problemas con su aliento mágico.

Los habitantes del pueblo ya no veían a Draco como un monstruo temible, sino como un amigo leal y valiente. Todos querían pasar tiempo con él y aprender más sobre los dragones.

Un día, mientras Draco volaba por encima del bosque cercano, vio una trampa que habían colocado cazadores furtivos para atrapar animales salvajes. Sin pensarlo dos veces, decidió liberarlos uno por uno hasta que todos estuvieran fuera de peligro.

Cuando regresó al pueblo con las noticias de lo ocurrido en el bosque, todos quedaron impresionados por la nobleza y valentía de Draco. Le organizaron una gran fiesta en su honor para celebrar todas las buenas acciones que había realizado. Desde aquel día, Draco nunca volvió a estar solo.

Siempre tenía amigos cerca que lo apreciaban y valoraban por ser quien era. Juntos vivieron aventuras emocionantes y compartieron momentos inolvidables. Y así fue como un dragón solitario encontró la amistad y la felicidad ayudando a los demás.

La historia de Draco se convirtió en leyenda en todo el reino, enseñándoles a todos que no debemos juzgar por las apariencias y que siempre es posible encontrar amigos donde menos lo esperamos. Fin.

FIN.

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