The Friendly Monster
Había una vez un monstruo muy peculiar llamado Martín. A diferencia de los demás monstruos, a Martín no le gustaba asustar a la gente ni causarles miedo.
En cambio, él soñaba con ser amigable y hacer reír a todos. Martín vivía en un bosque encantado junto a otros monstruos. Cada noche, cuando llegaba la hora de dormir, los demás monstruos se acurrucaban en sus camas y caían en un profundo sueño lleno de pesadillas.
Pero Martín siempre tenía problemas para conciliar el sueño. Una noche, mientras sus compañeros roncaban tranquilamente, Martín decidió ir en busca de ayuda. Caminó por el bosque hasta llegar al árbol sabio que estaba al otro lado del río.
Al llegar al árbol sabio, Martín lo saludó con respeto y le contó su problema: "Señor Árbol Sabio, ¡necesito su ayuda! No puedo dormir como los demás monstruos y eso me hace sentir muy triste".
El árbol sabio escuchó atentamente y luego respondió: "Martín, creo saber cuál es el problema. Tú eres diferente a los demás monstruos porque tienes un corazón bondadoso y eso te impide tener pesadillas como ellos".
Martín se sorprendió por las palabras del árbol sabio pero también se sintió aliviado de que alguien comprendiera su situación. "Entonces ¿qué puedo hacer para poder dormir tranquilo?", preguntó Martín con esperanza en sus ojos.
El árbol sabio sonrió y le dijo: "Lo importante es que aprendas a canalizar tu energía de una manera positiva. En lugar de preocuparte por no tener sueños, enfócate en hacer cosas que te hagan feliz durante el día". Martín asintió y decidió seguir el consejo del árbol sabio.
A partir de ese momento, se dedicó a ayudar a los demás monstruos en todo lo que necesitaban. Les enseñaba trucos para hacer reír a la gente y les mostraba cómo ser amigables.
Poco a poco, Martín notó que su falta de sueño ya no le importaba tanto como antes. Estaba tan ocupado disfrutando de su nueva vida ayudando a los demás que las noches pasaron a ser solo un detalle sin importancia.
Un día, mientras Martín jugaba con sus amigos monstruos en el bosque, se dio cuenta de algo sorprendente: ¡ya podía dormir! Su corazón bondadoso y sus acciones amigables habían llenado su vida de tanta alegría y felicidad que ahora podía descansar tranquilo cada noche.
Desde entonces, Martín siguió siendo un monstruo diferente al resto, pero ya no le preocupaba perder su sueño. Había aprendido que la verdadera felicidad estaba en ayudar a los demás y eso era suficiente para él.
Y así fue como Martín descubrió que ser diferente puede traer grandes bendiciones y que cuando seguimos nuestros corazones bondadosos, siempre encontraremos la paz interior que tanto anhelamos.
FIN.