The Generous Monkey
Había una vez, en la selva más exuberante de Argentina, un simpático mono llamado Mono. Vivía feliz y contento en lo alto de un árbol frondoso junto a su familia y amigos.
Mono era muy curioso y siempre estaba buscando aventuras. Un día, mientras saltaba de rama en rama, vio algo brillante a lo lejos. Se acercó corriendo y descubrió que era una deliciosa banana madura. Sin pensarlo dos veces, se la comió con mucho gusto.
"¡Qué sabrosa está esta banana!", exclamó Mono lleno de alegría. Pero al terminar su delicioso bocado, se dio cuenta de que había dejado caer el pedazo de cáscara al suelo.
Preocupado por no ensuciar la selva, decidió bajar a reagarrarla. Cuando llegó al suelo, vio un sendero desconocido frente a él. Con mucha curiosidad y valentía decidió seguirlo para explorar qué había más allá.
Caminó durante horas hasta que llegó a un claro en medio de la selva.
Pero lo que vio allí lo dejó sin palabras: ¡estaba rodeado por una hermosa pradera llena de flores multicolores! En ese momento escuchó una voz melodiosa proveniente del cielo:"¡Hola Mono! Soy Cielo, el espíritu guardián de este lugar maravilloso. "Mono miró hacia arriba y vio una nube sonriente flotando sobre él. "¡Wow! ¿Eres tú quien habla?", preguntó Mono asombrado. "Sí querido Mono, soy yo. Veo que eres un mono muy especial y valiente.
Pero tengo una pregunta para ti: ¿qué harías si pudieras tener todo lo que desees?"Mono pensó por un momento y respondió:"Si pudiera tener todo lo que deseo, me gustaría que todos los animales de la selva tuvieran suficiente comida para sobrevivir sin pasar hambre.
"La nube sonrió aún más y dijo:"¡Qué noble deseo! Estoy impresionada Mono. Has demostrado ser un verdadero líder preocupado por los demás. Te concederé un regalo especial. "De repente, el cielo se llenó de bananas doradas y deliciosas.
"Estas bananas mágicas tienen el poder de multiplicarse cada vez que alguien las comparte con otros", explicó Cielo. Mono estaba emocionado y rápidamente recolectó todas las bananas mágicas en su cesta.
Lleno de alegría, Mono regresó a su hogar en el árbol frondoso llevando consigo las bananas mágicas. Cuando llegó, compartió sus tesoros con su familia y amigos. Todos disfrutaron de la deliciosa fruta mientras hablaban sobre cómo podrían ayudar a los demás animales en la selva.
Así comenzaron a organizar juntos una gran fiesta donde todos los animales fueron invitados. Mono les dio a cada uno una banana mágica para compartir entre ellos.
La noticia se extendió rápidamente por toda la selva y pronto todos los animales estaban disfrutando de las maravillosas bananas mágicas. Gracias al gesto generoso de Mono, nadie volvió a pasar hambre en la selva. Los animales aprendieron el valor de compartir y trabajar juntos para cuidar de su hogar.
Desde aquel día, Mono se convirtió en un líder respetado y querido por todos los habitantes de la selva. Juntos crearon un lugar donde reinaba la amistad, el compañerismo y la generosidad.
Y así, gracias a una simple banana, Mono logró transformar la selva en un lugar mejor para vivir.
FIN.