The Golden Finch


Había una vez en un hermoso bosque, un pequeño jilguero llamado Flynn. Era de un brillante color amarillo, pero a diferencia de los demás jilgueros que se sentían orgullosos de su plumaje, él soñaba con ser gris.

Flynn pasaba sus días observando a los pájaros grises que volaban por el bosque. Admiraba su elegancia y discreción al camuflarse entre las ramas y las hojas.

A pesar de que todos le decían lo bello que era con su plumaje amarillo, él no podía evitar sentirse diferente y quería ser igual a ellos. Un día, mientras volaba cerca del río, Flynn vio a una lechuza sabia posada en una rama.

Decidió acercarse y contarle su deseo de ser gris. La lechuza escuchó atentamente y sonrió comprensivamente. —"Flynn" , dijo la lechuza con ternura, "cada ave tiene su propio color y belleza única. Todos somos especiales a nuestra manera".

Pero Flynn no quedó convencido y siguió buscando una forma de cambiar su color. Un día encontró unas bayas mágicas en el bosque que prometían cumplir cualquier deseo si se comían tres seguidas.

Sin pensarlo dos veces, Flynn devoró rápidamente las tres bayas mágicas esperando convertirse en gris como tanto anhelaba. Pero para su sorpresa, nada cambió. Desilusionado, volvió al lugar donde había encontrado las bayas mágicas y se encontró con la lechuza sabia nuevamente. "¿Qué te ha pasado?", preguntó la lechuza al verlo tan triste.

"Comí tres bayas mágicas para convertirme en gris, pero no funcionaron", respondió Flynn con lágrimas en sus ojos. La lechuza se acercó a él y lo abrazó con suavidad.

Luego explicó: "Flynn, las bayas mágicas no tienen el poder de cambiar tu color, porque tu color ya es perfecto tal como es". Flynn miró a la lechuza sabia con asombro y comenzó a entender el mensaje que estaba tratando de transmitirle.

A pesar de que seguía deseando ser gris, aprendió a aceptarse tal como era. Con el tiempo, Flynn descubrió que su plumaje amarillo podía ser una ventaja. Los demás pájaros lo distinguían fácilmente entre los árboles y disfrutaban de escuchar su hermoso canto.

Comenzaron a llamarlo "El Jilguero Amarillo Cantor". Flynn entendió entonces que cada uno tiene algo especial dentro de sí mismo y que lo importante es aprender a valorarlo.

A partir de ese día, volaba por el bosque lleno de alegría y compartiendo su canto con todos los demás pájaros. Y así fue como Flynn dejó atrás su deseo de ser gris y se convirtió en un jilguero feliz siendo exactamente quien era: un Jilguero Amarillo Cantor.

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