The Golden Key to the Stars
Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, Argentina, un niño llamado Tomás. Tomás siempre había soñado con viajar al espacio y explorar las estrellas.
Pasaba horas mirando documentales sobre el universo y leyendo libros sobre astronomía. Un día, mientras Tomás caminaba por el parque del pueblo, encontró una extraña llave dorada en el suelo. Sin pensarlo dos veces, decidió guardarla en su bolsillo y llevársela a casa.
Esa noche, cuando todos dormían, Tomás decidió probar la llave en la puerta de su armario. Para su sorpresa, la llave funcionó perfectamente y se abrió una puerta mágica hacia el espacio exterior.
Sin pensarlo dos veces, Tomás atravesó la puerta y se encontró flotando en medio de las estrellas. Deslumbrado por la belleza del cosmos, comenzó a explorar diferentes planetas. Primero visitó Marte y jugueteó con los rovers que allí habitaban.
Luego fue a Júpiter donde saltaba entre sus enormes lunas gaseosas. Después llegó a Saturno donde disfrutaba deslizándose por sus anillos brillantes. Pero mientras exploraba Neptuno, algo salió mal: ¡se perdió! No sabía cómo volver a casa y comenzó a sentirse asustado.
Fue entonces cuando vio un grupo de extraterrestres amigables acercarse. —"Hola" , dijo uno de los extraterrestres con voz amigable. "¿Estás perdido?" preguntaron otros. "Sí", respondió Tomás con tristeza.
"No te preocupes", dijo el extraterrestre líder, "te ayudaremos a encontrar el camino de regreso a casa". Los amigables extraterrestres llevaron a Tomás a su nave espacial y comenzaron una búsqueda por todo el universo.
Viajaron de planeta en planeta, preguntando a cada ser que encontraban si habían visto una puerta mágica que pudiera llevar a Tomás de vuelta a su hogar. Después de mucho buscar, finalmente encontraron al Ser Cósmico, un poderoso ser que conocía todos los secretos del universo.
El Ser Cósmico les explicó que la llave dorada era única y solo podía abrirse desde el lugar donde había sido creada. Tomás se sintió desesperado al escuchar esto, pero entonces el Ser Cósmico le dio una idea.
Le dijo que usara su imaginación y visualizara con fuerza su casa en Argentina. Tomás cerró los ojos y se concentró intensamente en su hogar. De repente, sintió un tirón fuerte y abrió los ojos para encontrarse nuevamente frente a la puerta de su armario en su habitación.
Lleno de alegría, guardó la llave dorada en un lugar seguro y decidió no contarle esta aventura increíble a nadie más. Sabía que algunos sueños son demasiado especiales para compartirlos con todos.
Desde ese día, Tomás siguió soñando con las estrellas y el espacio exterior. Pero también aprendió la importancia de estar presente en el aquí y ahora, valorando cada momento en su pequeño pueblo argentino mientras esperaba pacientemente nuevas aventuras por descubrir.
Y así, Tomás siguió creciendo y aprendiendo, sabiendo que el universo siempre estará ahí para explorar cuando esté listo.
FIN.