The Golden Lesson


Había una vez una niña llamada Alicia, que vivía con su mamá en un pequeño pueblo. Alicia solía ser muy traviesa y a veces se comportaba de manera irrespetuosa con su mamá.

A pesar de los regaños y consejos que recibía, Alicia no parecía entender lo importante que era tratar bien a los demás. Un día, mientras jugaba en el parque del pueblo, Alicia encontró un amuleto dorado en el suelo.

Tenía la forma de una cruz y estaba grabado con las palabras "Jesús Protege". Sin saber qué hacer con él, decidió llevárselo a casa. Esa noche, cuando Alicia se acostó en su cama, colocó el amuleto debajo de su almohada.

Mientras dormía profundamente, algo maravilloso ocurrió: Jesús apareció en sus sueños. "¡Hola Alicia!", exclamó Jesús con una sonrisa cálida. "He venido para enseñarte una lección muy importante". Alicia se despertó sobresaltada y miró alrededor de su habitación.

No había nadie más allí, pero sabía que había tenido un sueño especial. Al día siguiente, mientras caminaba por la calle principal del pueblo junto a su mamá, Alicia notó algo extraño: todas las personas parecían tener problemas o preocupaciones.

Un hombre mayor necesitaba ayuda para cruzar la calle debido a su débil visión; una anciana tenía dificultades para cargar sus bolsas de compras; un niño estaba llorando porque había perdido a su perro. Alicia sintió compasión por ellos y decidió actuar.

Se acercó al hombre mayor y le ofreció su brazo para que pudiera cruzar la calle con seguridad. Luego, ayudó a la anciana a llevar sus bolsas hasta su casa.

Finalmente, se unió al niño en su búsqueda del perro perdido. A medida que Alicia ayudaba a los demás, notó algo increíble: cada vez que extendía una mano amable y generosa, el amuleto dorado brillaba intensamente en su cuello.

Al final del día, Alicia regresó a casa junto a su mamá. Estaba agotada pero feliz por todo lo que había hecho. "Mamá", dijo Alicia con una sonrisa radiante. "Hoy aprendí algo muy importante".

La mamá de Alicia se sentó junto a ella y la miró con curiosidad. "¿Qué es eso, cariño?""Aprendí que cuando tratamos bien a los demás, nos sentimos mejor nosotros mismos", respondió Alicia mientras señalaba el amuleto dorado en su cuello. "Creo que Jesús me protege cuando hago cosas buenas".

La mamá de Alicia abrazó amorosamente a su hija y le dijo: "Estoy orgullosa de ti, mi pequeña. Has descubierto el poder de ser gentil y compasiva".

Desde ese día en adelante, Alicia siempre llevó consigo el amuleto dorado como recordatorio de la importancia de tratar bien a los demás. Y cada vez que lo veía brillar, sabía que Jesús estaba ahí para apoyarla en sus actos bondadosos.

Y así fue como Alicia aprendió una valiosa lección sobre la importancia del respeto y la amabilidad, y cómo el amor y la generosidad pueden cambiar nuestras vidas para mejor.

A partir de ese momento, Alicia se convirtió en una niña amable y respetuosa que siempre buscaba ayudar a los demás. Y su madre, feliz de ver el cambio en su hija, supo que Jesús realmente protegía a Alicia cada vez que ella elegía hacer el bien.

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