The Grand Surprise Dance


Había una vez dos hermanitas llamadas Angela y Rafaela. Eran muy unidas y siempre se divertían juntas.

Sus padres, Marta y Carlos, tenían que hacer un viaje de negocios por unos días, así que dejaron a las niñas al cuidado de sus abuelos, Lili y Walter. Los abuelos eran muy cariñosos con sus nietas y siempre les preparaban deliciosas comidas caseras. Además, les encantaba contarles historias antes de dormir.

Una tarde soleada, mientras los abuelos estaban en el jardín regando las flores, Angela tuvo una idea emocionante. - ¡Rafa! -exclamó Angela-. ¿Qué te parece si organizamos un baile sorpresa para nuestros abuelitos? - ¡Eso sería genial! -respondió Rafaela emocionada-. Pero...

¿cómo lo haremos sin que ellos se enteren? Las niñas pusieron manos a la obra. Durante los siguientes días, practicaron en secreto diferentes estilos de baile: salsa, tango y hasta hip hop.

También idearon formas creativas de decorar la sala para el gran evento. Finalmente llegó el día del baile sorpresa. Los abuelos estaban sentados en su sillón favorito cuando escucharon música proveniente de la sala. - ¿Qué está pasando? -se preguntó Lili intrigada.

Curiosos por descubrir qué ocurría, se dirigieron hacia donde venía la música. Al abrir la puerta de la sala quedaron asombrados al ver a sus nietas bailando con gracia y alegría. - ¡Sorpresa! -gritaron Angela y Rafaela al unísono.

Lili y Walter se miraron con una sonrisa de emoción. Nunca antes habían visto a sus nietas bailar de esa manera. - ¡Son unas estrellas del baile! -exclamó Lili emocionada-. No sabía que tenían tanto talento.

- ¡Nos encanta bailar abuela! -dijo Angela mientras tomaba la mano de su hermana-. Queríamos hacer algo especial para ustedes, porque los queremos mucho. Los abuelos no podían contener la felicidad que sentían en ese momento.

Se dieron cuenta de lo afortunados que eran por tener a dos niñas tan maravillosas como Angela y Rafaela en sus vidas. A partir de ese día, los abuelos decidieron inscribir a las niñas en clases de baile para que pudieran desarrollar aún más su talento.

Además, descubrieron una nueva pasión por el baile ellos mismos y comenzaron a asistir juntos a clases de tango.

Angela y Rafaela aprendieron muchas lecciones importantes durante ese tiempo: la importancia del trabajo en equipo, el valor de sorprender a quienes amamos y la alegría que podemos encontrar en el arte del baile. Pero lo más importante fue el amor incondicional que recibieron de sus abuelos, quienes siempre estuvieron ahí para apoyarlas y animarlas en cada paso del camino.

Y así, todos vivieron felices bailando al compás de la música, creando recuerdos inolvidables juntos. Fin

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