The Green Adventures of Mateo
Había una vez un niño llamado Mateo que vivía en un pequeño pueblo llamado Villa Verde.
Aunque era muy joven, Mateo siempre había tenido una gran curiosidad por el mundo que lo rodeaba y quería aprender sobre cómo cuidar el medio ambiente. Un día, mientras Mateo estaba en la escuela, su maestra, la señorita Laura, les habló a todos los niños sobre la importancia de separar los residuos y cómo esto podía ayudar a proteger el planeta.
Le explicó a Mateo y a sus compañeros que al separar los residuos en diferentes contenedores como papel, plástico y vidrio, se facilitaba el trabajo de los recuperadores de residuos.
Mateo quedó impresionado con esta información y decidió investigar más sobre el tema. Se fue directamente a la biblioteca del pueblo para buscar libros sobre reciclaje y separación de residuos.
Después de leer durante horas, descubrió que si no separamos nuestros desechos correctamente, puede ser peligroso para las personas que trabajan recolectándolos. Lleno de entusiasmo, Mateo decidió hablar con su familia acerca de lo importante que era comenzar a separar los residuos en casa.
Al principio, sus padres no estaban muy convencidos pero cuando él les explicó todo lo que había aprendido e incluso les enseñó algunos datos interesantes sobre cómo afecta al medio ambiente y a las personas si no separamos nuestros desechos correctamente ¡sus padres finalmente accedieron! A partir de ese día, la familia de Mateo comenzó un nuevo hábito: cada vez que terminaban algo como una botella o una caja de cartón, lo lavaban y lo separaban en los contenedores correspondientes.
Mateo se sintió realmente orgulloso de su familia y de sí mismo por haber logrado este cambio. Pero la historia no termina aquí.
Un día, mientras Mateo estaba jugando en el parque, vio a un recuperador de residuos llamado Don Ramón. Don Ramón era una persona mayor que recorría las calles del pueblo recolectando los desechos para poder venderlos y ganarse la vida.
Mateo se acercó a Don Ramón y le preguntó si podía ayudarlo en su tarea. Don Ramón aceptó encantado y juntos comenzaron a reagarrar los residuos que la gente había dejado tirados en el parque.
Durante ese tiempo, Mateo pudo ver con sus propios ojos cómo el trabajo de un recuperador de residuos era duro pero muy importante para mantener limpio el pueblo. Después de esa experiencia, Mateo decidió contarle a sus amigos sobre lo que había aprendido y les animó a todos a empezar también a separar sus residuos correctamente.
Pronto, todos los niños del pueblo se sumaron al movimiento y Villa Verde se convirtió en un lugar más limpio y saludable gracias al esfuerzo conjunto de todos.
La historia de Mateo nos enseña que aunque seamos pequeños podemos hacer grandes cambios cuando nos preocupamos por cuidar nuestro planeta. Cada acción cuenta y separar nuestros residuos correctamente puede marcar una gran diferencia para proteger el medio ambiente ¡y también para ayudar a personas como Don Ramón!
FIN.