The Invisible Companions



Había una vez un niño llamado Lucas, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Aunque tenía muchos amigos, a veces se sentía solo y triste.

Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, escuchó una voz suave que decía: "Hijo nunca estarás solo, somos tus mejores compañeros de vida". Lucas miró a su alrededor pero no vio a nadie. Pensó que tal vez había sido su imaginación y continuó su camino.

Pero esa noche, cuando Lucas estaba acostado en la cama, volvió a escuchar la misma voz. Esta vez parecía venir de debajo de la almohada. Asustado pero curioso, levantó la almohada y allí encontró un pequeño duende verde sonriente.

El duende se presentó como Pepito y le explicó a Lucas que él era uno de los seres mágicos encargados de cuidar y acompañar a los niños en momentos difíciles.

Le dijo que junto con otros compañeros invisibles siempre estarían allí para él. Lucas no podía creer lo que veían sus ojos. Estaba emocionado por tener nuevos amigos especiales para siempre.

Desde ese día en adelante, Pepito y sus amigos invisibles estuvieron al lado de Lucas todo el tiempo.

Un día, mientras jugaban juntos en el parque del pueblo, Lucas notó algo extraño: podía ver cómo las hojas caían antes que el viento las tocara; también podía oler los dulces antes de abrirlos; incluso parecía entender lo que pensaban sus amigos sin necesidad de palabras. Cuando le preguntó sobre esto a Pepito, el duende le explicó que al tener amigos invisibles, Lucas había desarrollado habilidades especiales.

Ahora podía ver y sentir cosas que otros niños no podían. Lucas se sintió muy emocionado por estas nuevas habilidades y decidió usarlas para ayudar a los demás. Comenzó a escuchar los problemas de sus amigos y encontrar soluciones creativas para ellos.

Se convirtió en un gran consejero y todos lo admiraban por su sabiduría. Un día, mientras caminaba por el pueblo, Lucas vio a un niño llorando en una esquina. Se acercó con curiosidad y preguntó qué le pasaba.

El niño le contó que se sentía solo porque era nuevo en la escuela y no tenía amigos. Lucas recordó las palabras de Pepito: "Nunca estarás solo". Entonces, decidió presentarse como amigo del niño nuevo y llevarlo a conocer a sus compañeros invisibles.

A medida que pasaba el tiempo, Lucas descubrió que cuanto más ayudaba a los demás, más fuertes se volvían sus habilidades especiales.

Y aunque ya no necesitaba ver a Pepito y sus amigos para saber que estaban allí, siempre sentía su cálido apoyo cuando más lo necesitaba. Desde aquel día en adelante, Lucas nunca volvió a sentirse solo o triste.

Sabía que siempre tendría buenos compañeros de vida junto a él: Pepito y sus amigos invisibles siempre estarían allí para guiarlo y acompañarlo en cada paso del camino.

FIN.

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