The Kindness Balloon
Había una vez un niño llamado Tomás que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Tomás siempre había sido muy curioso y le encantaba explorar todo lo que encontraba a su alrededor.
Un día, mientras caminaba por el bosque, notó algo extraño. El aire parecía moverse a su alrededor, pero no podía verlo. Se acercó más para investigar y de repente sintió cómo el aire lo empujaba suavemente hacia adelante.
Tomás se sorprendió mucho y decidió seguir ese misterioso viento invisible. Caminó durante horas hasta llegar a un prado lleno de globos coloridos con salvavidas atados a ellos. Los globos flotaban en el aire como si estuvieran bailando.
Intrigado, Tomás agarró uno de los globos y se subió a él. ¡De repente, se levantó en el aire! Flotaba sobre los árboles y las casas del pueblo mientras sentía cómo el viento lo llevaba hacia diferentes direcciones.
Mientras volaba en su globo salvavidas, Tomás hizo un descubrimiento maravilloso: cada vez que ayudaba a alguien o hacía algo bueno, el globo aumentaba de tamaño y se volvía más fuerte.
Pero cuando era egoísta o malo con alguien, el globo disminuía de tamaño e incluso corría peligro de desinflarse por completo. Tomás decidió aprovechar esta nueva habilidad para hacer del mundo un lugar mejor.
Ayudó a sus vecinos a reagarrar la basura del parque, rescató gatitos atrapados en los árboles y compartió su merienda con los niños que no tenían comida. Cada vez que Tomás hacía una buena acción, su globo salvavidas se inflaba aún más. Pronto, el globo era tan grande que podía llevar a varias personas a la vez.
El pueblo entero se unió para realizar buenas acciones y volar juntos en sus globos. Un día, mientras volaban sobre el océano, una tormenta amenazadora apareció de repente.
Los fuertes vientos sacudieron los globos y parecía que todos iban a caer al agua. Pero Tomás recordó lo importante que era ayudarse mutuamente y trabajaron juntos para mantenerse seguros. Con cada acto de amabilidad y cooperación, sus globos crecieron más grandes y más fuertes.
Finalmente, lograron superar la tormenta y llegar sanos y salvos a la orilla. Desde ese día, Tomás entendió el poder de hacer el bien y cómo eso puede cambiar vidas.
Decidió dedicar su vida a ayudar a los demás y enseñarles sobre el valor de ser amables y solidarios. Y así, Tomás se convirtió en un héroe local conocido por su generosidad y valentía.
Su historia inspiró a muchos otros a seguir su ejemplo, creando un mundo lleno de bondad donde todos vivían felices. Y aunque el aire siguió siendo invisible como siempre, las acciones positivas de Tomás demostraron que incluso las cosas invisibles pueden tener un impacto asombroso en nuestras vidas si las usamos sabiamente. El fin
FIN.