The Lions Imagination



Había una vez un niño llamado Martín, quien vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Martín era un niño muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras para entretenerse.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Martín se encontró con una estatua muy peculiar. Era una estatua de un león que parecía estar vivo, ya que tenía una expresión muy realista y parecía moverse cada vez que alguien pasaba cerca.

Martín quedó fascinado por aquella estatua y decidió pasar todo su tiempo libre observándola. Cada mañana, Martín se levantaba temprano y corría al parque para ver a la estatua del león moverse. Pasaba horas sentado frente a ella, intentando descubrir cómo lo hacía.

Pero no importaba cuánto lo intentara, nunca lograba averiguarlo. "¡Hola león! ¿Cómo haces para moverte?"- preguntó Martín emocionado. La estatua no respondió, pero eso no detuvo a Martín.

Decidió llamarle Leo y comenzaron a hablar todos los días. "Leo, me encantaría saber tu secreto para moverte"- decía Martín esperanzado. Pero Leo seguía sin responder. Aun así, esto no desanimó a nuestro valiente protagonista.

Siguió investigando sobre las estatuas vivientes y visitando bibliotecas en busca de respuestas. Un día, mientras buscaba libros sobre el tema en la biblioteca del pueblo, encontró uno muy antiguo llamado "El misterio de las estatuas vivientes".

En él se hablaba de una antigua leyenda que decía que las estatuas se movían gracias al poder de la imaginación y la creatividad de las personas. Martín, emocionado por haber encontrado finalmente una pista, regresó al parque más decidido que nunca.

Se sentó frente a Leo y comenzó a imaginar cómo sería si él también pudiera moverse como la estatua. "Si puedo imaginarlo con tanta fuerza, tal vez pueda hacerlo realidad"- pensó Martín. Martín cerró los ojos y comenzó a visualizarse a sí mismo caminando junto a Leo.

Imaginaba cómo sería correr por el parque e ir en busca de nuevas aventuras juntos. Y para su sorpresa, cuando abrió los ojos, ¡estaba caminando! Martín no podía creer lo que estaba pasando.

Había logrado moverse gracias al poder de su imaginación. Corrió hacia Leo y juntos comenzaron a explorar el mundo exterior del parque.

A medida que Martín iba descubriendo nuevas cosas junto a Leo, se dio cuenta de algo muy importante: todos tenemos un poder especial dentro de nosotros, solo necesitamos creer en nosotros mismos para sacarlo adelante. Con el tiempo, Martín dejó de obsesionarse con la estatua y se enfocó en utilizar su imaginación para crear cosas maravillosas en su vida.

Comenzó a pintar hermosos cuadros, escribir cuentos fantásticos y ayudar a otros niños a descubrir sus propios talentos. Y así fue como Martín aprendió que no es necesario obsesionarse con algo para encontrar nuestra verdadera pasión en la vida.

Solo debemos confiar en nosotros mismos y dejar volar nuestra imaginación. Porque, al igual que Martín, todos podemos ser estatuas vivientes si creemos en nuestro propio poder interior.

FIN.

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