The Lost Whiskers
Había una vez una niña llamada Camila, a quien le encantaban los animales. Tenía un gatito llamado Simón, con el que pasaba largas horas de diversión y compañía.
Juntos jugaban en el jardín y se contaban secretos al oído.
Un día de verano, mientras Camila estaba jugando en el parque con Simón, algo terrible sucedió: ¡Simón desapareció! Camila buscó por todas partes, debajo de los arbustos y detrás de cada árbol, pero no encontró rastro alguno de su querido gatito. Desesperada y triste, Camila regresó a casa llorando. Sus padres intentaron consolarla diciendo que tal vez Simón solo se había perdido momentáneamente y pronto volvería a casa.
Pero Camila no podía dejar de preocuparse por su amiguito animal. Al día siguiente, mientras caminaba por la calle con su mamá para hacer algunas compras en la feria local, Camila vio un cartel pegado en un poste telefónico. El cartel decía: "Se busca gato perdido".
¡Era Simón! Camila sintió una mezcla de alegría y esperanza al leer esas palabras. Camila decidió seguir las indicaciones del cartel e ir a la dirección que allí aparecía.
Llegaron a una pequeña casa donde vivían dos hermanitas llamadas Sofía y Valentina. Ellas habían encontrado a Simón vagando cerca del parque y lo habían llevado a su hogar para cuidarlo hasta encontrar a sus dueños.
Sofía y Valentina recibieron muy amablemente a Camila y le mostraron a Simón, quien estaba jugando felizmente en el jardín trasero. Camila se acercó corriendo hacia él y lo abrazó con todas sus fuerzas. "¡Simón! ¡Te encontré!", exclamó Camila emocionada.
Sofía y Valentina se alegraron al ver la felicidad de Camila y decidieron hacer algo especial. Juntas organizaron una pequeña fiesta de bienvenida para celebrar el regreso de Simón a casa. Invitaron a todos los niños del vecindario, quienes trajeron comida para gatos, juguetes y muchos mimos para Simón.
Fue una tarde llena de risas, juegos y cariño hacia el gatito perdido. Camila aprendió una valiosa lección: nunca debemos perder la esperanza cuando algo importante para nosotros desaparece. Siempre hay personas dispuestas a ayudarnos en momentos difíciles.
Desde aquel día, Camila, Sofía y Valentina se volvieron grandes amigas. Juntas cuidaban de los animales que encontraban en la calle, asegurándose de encontrarles un hogar amoroso.
Y así fue como Camila descubrió que incluso en los momentos más tristes siempre hay una luz al final del camino.
FIN.