The Magic of Halloween



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Travesura, donde todos los años celebraban Halloween de una manera especial. Los niños se disfrazaban de monstruos, brujas y fantasmas, y salían a pedir dulces por las casas del vecindario.

En este pueblo vivía Martina, una niña muy curiosa y aventurera. Martina siempre esperaba con ansias la llegada de Halloween para poder divertirse y hacer travesuras junto a sus amigos.

Este año no sería la excepción, pero algo mágico estaba por suceder. Una semana antes del gran día, Martina encontró un viejo libro en el desván de su casa. El libro tenía una cubierta polvorienta y un título que decía: "Habra cadabra".

Curiosa como era, decidió abrirlo y comenzar a leer. A medida que leía las páginas llenas de hechizos e historias fantásticas, descubrió uno en particular que llamó su atención: "El hechizo de Halloween".

Según el libro, si recitaba ese hechizo justo a medianoche del 31 de octubre, todo lo que ella pidiera se haría realidad. Martina no podía creerlo. ¿Sería verdad? ¿Podría realmente convertirse en la protagonista de su propia historia mágica? Decidió arriesgarse y probarlo.

Llegó la noche de Halloween y Martina se dirigió al parque central del pueblo junto a sus amigos. Todos estaban emocionados por salir a pedir dulces y jugar bromas a los vecinos.

Pero antes de comenzar la diversión, Martina les contó sobre el hechizo que había encontrado en el libro. -¡Chicos, escuchen esto! Encontré un hechizo mágico en un viejo libro y si lo recito a medianoche, ¡podemos hacer realidad cualquier deseo que tengamos! -dijo Martina emocionada.

Sus amigos la miraron incrédulos, pero también emocionados por la idea. Decidieron intentarlo juntos y esperar a ver qué sucedía. La medianoche llegó y todos se tomaron de las manos formando un círculo alrededor de Martina.

Con voz firme y segura, ella comenzó a recitar el hechizo:"Habra cadabra, Halloween, con este hechizo todo es posible. Que nuestras travesuras se vuelvan reales, y nuestras risas sean incontenibles. "De repente, una ráfaga de viento sopló fuertemente y todo el parque se iluminó con luces brillantes.

Los disfraces de los niños cobraron vida y empezaron a moverse como si tuvieran vida propia. Monstruos juguetones saltaban por doquier mientras brujas lanzaban chistes divertidos. Martina estaba maravillada con lo que veía.

Pero pronto se dio cuenta de algo importante: cada vez que pedían un deseo, debían cumplir una tarea buena para mantener el equilibrio del hechizo. Así fue cómo Martina y sus amigos ayudaron a los vecinos con sus tareas cotidianas: regar plantas, cuidar mascotas e incluso limpiar patios.

A cambio, recibieron dulces especiales que les dieron energía para seguir jugando toda la noche.

A medida que avanzaba la noche, Martina comprendió que Halloween no solo se trataba de travesuras y dulces, sino también de ayudar a los demás y hacer el bien. Aprendió que la magia no solo estaba en el hechizo, sino en las acciones que realizaban.

Cuando el sol comenzó a asomarse en el horizonte, Martina y sus amigos sabían que era hora de regresar a casa. Se despidieron del parque llenos de alegría y gratitud por haber vivido una noche tan especial.

A partir de ese día, Martina decidió llevar consigo la lección aprendida: siempre encontraría la magia en cada acción buena que hiciera por los demás. Y así fue como Halloween se convirtió en su fiesta favorita, no solo por los dulces y disfraces, sino también por la oportunidad de hacer sonreír a quienes más lo necesitaban.

Y así, entre risas y diversión, Martina demostró que incluso en un pueblo pequeño como Travesura, la magia podía existir si uno estaba dispuesto a creer y a hacer el bien.

FIN.

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