The Magic Spark


Había una vez un niño llamado Berni, quien todos los días caminaba feliz hacia la escuela.

Un día, mientras cruzaba el parque, se encontró con algo que nunca había visto antes: ¡un duende! El duende era pequeñito y travieso, con una risa contagiosa y ojos brillantes como estrellas. Sin pensarlo dos veces, el duende comenzó a perseguir a Berni por todo el parque. Berni estaba asustado pero también emocionado.

Corría tan rápido como podía, saltando por encima de las bancas y esquivando los árboles. Pero sin importar lo rápido que corriera, el duende siempre estaba justo detrás de él. "¡Detente!", gritó Berni mientras trataba de recuperar el aliento.

"¡Jajaja! No puedo detenerme ahora", respondió el duende entre risas "-Me has despertado de un largo sueño y necesito jugar". Berni se dio cuenta de que no tenía más remedio que seguir corriendo.

A medida que avanzaban, notó algo interesante: cada vez que pasaban cerca de un árbol o una flor, estas cobraban vida y mostraban colores vibrantes. "¿Por qué haces esto?", preguntó Berni curioso mientras señalaba las flores danzantes.

"Es magia", respondió el duende con una sonrisa "-Cuando me divierto, la magia fluye a mi alrededor y hace cosas maravillosas". Aunque seguía asustado por la persecución del duende, Berni comenzó a disfrutar del espectáculo mágico que tenía lugar a su alrededor.

Se maravilló al ver cómo los animales del parque comenzaban a cantar y bailar, llenando el aire con melodías alegres. De repente, el duende se detuvo en seco y señaló hacia un árbol gigante al final del parque. "¡Ahí está!", exclamó emocionado.

Berni miró hacia donde apuntaba el duende y vio una puerta brillante en la base del árbol. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ella seguido por el duende. Al entrar por la puerta, Berni quedó sorprendido al descubrir un mundo mágico lleno de criaturas fantásticas.

Había hadas jugando entre las flores, gnomos construyendo casitas y elfos saltando de rama en rama.

El duende le explicó a Berni que este era su hogar secreto y que solo lo había llevado allí porque sabía que era un niño especial. Le contó sobre su misión de traer alegría y magia al mundo humano. Con cada historia que compartía el duende, Berni se sentía más inspirado.

Comenzó a darse cuenta de que todos tenemos una chispa mágica dentro de nosotros, solo necesitamos descubrirla y compartirla con los demás. "Gracias por mostrarme este lugar increíble", dijo Berni con gratitud "-Prometo usar mi chispa mágica para hacer sonreír a otros". El duende sonrió orgulloso mientras abrazaba a Berni.

Juntos volvieron al mundo humano, pero esta vez no había persecución ni temor; solo había risas y magia en cada paso que daban. A partir de ese día, Berni se convirtió en un niño valiente y lleno de alegría.

Compartió su chispa mágica con todos los que conocía, haciendo sonreír a sus amigos y familiares.

Y así, el encuentro con el duende le enseñó a Berni una lección maravillosa: la verdadera magia proviene del corazón y está destinada a ser compartida con el mundo.

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