The Magic Wand of Friendship



Marcela y Paula eran dos amigas que vivían en el barrio de La Boca, en Buenos Aires. Siempre estaban buscando nuevas aventuras y emociones.

Un día, mientras caminaban por las coloridas calles del barrio, se chocaron accidentalmente con una mujer muy extraña. La mujer vestía un largo vestido negro y tenía el cabello despeinado. Sus ojos eran verdes como esmeraldas y su risa era tan escalofriante que hacía temblar a cualquiera. Era una bruja.

"¡Ay! ¡Perdónenos señora!" exclamó Marcela asustada mientras intentaba levantarse del suelo. La bruja soltó una carcajada malvada y dijo: "No me pidan disculpas, pequeñas mortales. Ustedes acaban de caer en mi trampa". Las chicas se miraron confundidas.

No entendían cómo habían caído en la trampa de la bruja si solo se habían tropezado con ella por accidente. "¿Qué quieres decir con eso?" preguntó Paula valientemente.

La bruja sonrió satisfecha y explicó: "Hace años perdí mi varita mágica y necesito su ayuda para encontrarla. Si no lo hacen, las convertiré en ranas para siempre". Marcela y Paula sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos al escuchar eso, pero sabían que debían hacer algo para salvarse.

"Está bien", dijo Marcela decidida, "ayudaremos a encontrar tu varita mágica". La bruja rió nuevamente mientras les mostraba un mapa lleno de pistas sobre la ubicación de la varita. Las chicas estudiaron el mapa detenidamente y comenzaron su búsqueda.

Recorrieron las calles de La Boca, visitaron el famoso Caminito y preguntaron a los vecinos si habían visto una varita mágica perdida. Pero nadie parecía saber nada al respecto. "Creo que estamos perdiendo el tiempo", suspiró Paula desanimada.

Marcela se negaba a darse por vencida. Recordó que en La Boca había un museo dedicado a las artes y pensó que tal vez la bruja había escondido la varita allí. Las chicas corrieron hacia el museo y buscaron por todas partes.

Finalmente, encontraron una pequeña sala llena de pinturas antiguas donde estaba escondida la varita mágica. "¡Lo encontramos!" exclamó Marcela emocionada. Justo cuando iban a tomarla, la bruja apareció frente a ellas con una sonrisa malévola en su rostro.

"¡No tan rápido!" dijo la bruja, "no crean que me iban a engañar tan fácilmente". Marcela y Paula se miraron entre sí, pensando rápidamente en cómo podrían escapar de esa situación complicada.

"Señora bruja", comenzó Paula mientras tomaba aire para hablar con valentía, "sabemos que está triste porque perdió su varita mágica. Pero convertirnos en ranas no solucionará ese problema. Si nos permite ayudarla a encontrar algo más importante para usted, quizás podamos llegar a un acuerdo".

La bruja frunció el ceño confundida pero intrigada por lo que Paula había dicho. "¿Qué es lo que crees que puede ser más importante para mí?" preguntó la bruja con curiosidad.

Las chicas le explicaron que tal vez encontrar amigos verdaderos y compartir momentos felices juntas podría llenar el vacío en su corazón mucho más que cualquier varita mágica. La bruja reflexionó sobre las palabras de Marcela y Paula.

Se dio cuenta de que tenía razón, y también se dio cuenta de lo solitaria que había estado todo este tiempo. "Tienen razón, pequeñas mortales", dijo la bruja con tristeza, "me he perdido muchas cosas importantes en mi búsqueda por poder. Agradezco su amabilidad".

La bruja tomó la mano de Marcela y Paula, cerrando los ojos durante unos segundos. Cuando los abrió nuevamente, se había transformado en una mujer normal. Las chicas sonrieron al verla tan feliz y prometieron mantener contacto con ella para seguir compartiendo aventuras juntas.

Desde aquel día, Marcela, Paula y la ex-bruja recorrieron La Boca juntas, disfrutando cada momento y demostrándole a todos que la amistad verdadera siempre vence sobre cualquier magia oscura.

FIN.

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